Hay una hora en que los ahus se ponen a bailar
-me dijo Mauricio Redolés-
cuando yo estaba a punto de despertar
de un sueño caliente de verano.
-Ah, no los conoces
nunca los has visto, siguió diciendo.
Como yo demoraba en responder
porque no recordaba ahus,
la palabra ahus,
Redolés me dijo:
-Tu memoria no recuerda en lo absoluto
pero ellos sí, porque te vieron bailar una noche
bajo la lluvia y la luna con tu vestido azul
justo frente a ellos en la playa de Anakena
y antes te habían visto, Teresa,
pero solo de pasada
en otro altar de otros dioses tutelares
en un tiempo ya olvidado
cuando no nacías a este mundo todavía.
Y ahora te están llamando.
Ya despierta repetí con la voz de Redolés:
Hay una hora en que los ahus se ponen a bailar.
No sucede a menudo pero sucede,
giran en su lugar de origen
y se alternan desordenando el orden
en un ritual de encuentro entre ellos mismos.
Desde sus ojos de piedra lanzan aullidos
en homenaje a las tribus muertas,
tanto ancestro en el eslabón perdido
Se miran de frente sin verse
pero pueden adivinarse,
al fin y al cabo sus intenciones son las mismas:
proteger a su pueblo sin descanso
hasta que el fin del misterio los devele.
-me dijo Mauricio Redolés-
cuando yo estaba a punto de despertar
de un sueño caliente de verano.
-Ah, no los conoces
nunca los has visto, siguió diciendo.
Como yo demoraba en responder
porque no recordaba ahus,
la palabra ahus,
Redolés me dijo:
-Tu memoria no recuerda en lo absoluto
pero ellos sí, porque te vieron bailar una noche
bajo la lluvia y la luna con tu vestido azul
justo frente a ellos en la playa de Anakena
y antes te habían visto, Teresa,
pero solo de pasada
en otro altar de otros dioses tutelares
en un tiempo ya olvidado
cuando no nacías a este mundo todavía.
Y ahora te están llamando.
Ya despierta repetí con la voz de Redolés:
Hay una hora en que los ahus se ponen a bailar.
No sucede a menudo pero sucede,
giran en su lugar de origen
y se alternan desordenando el orden
en un ritual de encuentro entre ellos mismos.
Desde sus ojos de piedra lanzan aullidos
en homenaje a las tribus muertas,
tanto ancestro en el eslabón perdido
Se miran de frente sin verse
pero pueden adivinarse,
al fin y al cabo sus intenciones son las mismas:
proteger a su pueblo sin descanso
hasta que el fin del misterio los devele.
Y eso ahora sí que los veo con mis ojos de piedra
sin poder moverme
porque aún no ha comenzado la hora en que los ahus
nos ponemos a bailar.
4 comentarios:
Cuando nos petrifiquemos
después de la lava y la piedra
que seremos
esos códigos pétreos que no supimos descifrar
porque hasta el lenguaje de los cuerpos era insuficiente,
bailarán en nosotros los ojos de piedra develando
el secreto que quizá intuimos,
pero aún no podemos saber.
Quizá sea la Eterenidad.
Quizá sea la locura de habernos creido carne.
Perro.
Es mejor el comentario de Perro que mi poema, buahhhh!!!!
Gracias, Perro, eres el único que me lee parece.
besitos
Perriflor
Todas las piedras, mármoles y fósiles os desean felicidad eterna.
yo tambien le sus cuentos >.<
(jijijiji), me gusto la historia, ¿yo los puedo conocer?.
Ellos me dan miedo; tiene algo extraño, pero en lo leido no parece eso, más bien parecen seres maternales y amigables.
chao.
[la.pollito!]
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