domingo, octubre 26, 2008

Elefante –Ril Editores, 2008-, nuevo libro de la poeta y narradora Teresa Calderón, es un grito poético

Elefante - Teresa Calderón



Elefante
Teresa Calderón
Ril Editores

Poesía de alto vuelo... por Reinaldo E. Marchant desde Santiago de Chile


(Santiago de Chile) Reinaldo Edmundo Marchant

Elefante – Ril Editores, 2008-, nuevo libro de la poeta y narradora Teresa Calderón, es un grito poético que se pasea como máquina fotográfica en un mundo que está quedando desolado y sin humanidad.

El título del libro, deja impávido: “Elefante”, así, a secas. Y lo es más cuando vemos que a través de su fabulosa figura, comienza un maravilloso itinerario, colmado de ingenio, frases ocurrentes, juegos de palabras, glorificación de la Naturaleza: fragmentos de artificios que revelan la pequeña vulgaridad humana, la patria fabulosa de la infancia y aquella entera añoranza de la ingenuidad.

Nadie repara
en un elefante solitario
animal herido
que tiene hambre
y que tiene sed
y está perdido
en la evolución (pág.24).

Su lectura nos conduce a una cosmogonía llena matices, sutileza en el lenguaje, armonía en los conceptos, oficio en la composición, hasta insertarnos en un universo de magníficas imágenes, en que cada frase se convierte en un dulce dolor.

Teresa Calderón viaja con el Elefante, lo pasea por los salones de la moral, visita cementerios, calles infaustas, lo hace contándole historias de bestias humanas:

Un elefante no necesita patio 29 (pág.13).

Y más adelante señala:

Un humano
luce orgulloso su bestialidad
Y vive 80 años.

Vive 80 años
pero maldice su transitoria inmortalidad
muy poco tiempo para aprender
lo que le está permitido a un elefante.

Luce orgulloso su bestialidad
orondo en su libre albedrío
y en pleno desuso de sus facultades mentales (pág.14).

También, el Elefante invita a la autora y le cuenta su dolor:

El elefante lloraba
porque no quería dormir.

    • Duerme, elefantito mío,
    • que la luna te va a oír.
    • Papá elefante está cerca,
    • se oye en el manglar mugir;
    • duerme, elefantito mío,
    • que la luna te va a oír.
    • El elefante lloraba
    • (¡con un aire de infeliz!) (pág.16).

    Al contrario de lo que sucede con la inmensa mayoría de los libros que se editan, Elefante proyecta el lenguaje de la desolación y de la felicidad, en un simbiosis que alienta la lectura. Nadie queda indiferente al recorrer los relatos poéticos, logrados con oficio y serenidad. El elefante es como un ser incorpóreo y vagabundo, que se adueña del entorno natural, de los sonidos y balbuceos de quienes la inmolan.

    La autora, sagazmente dialoga con la conciencia de un animal, que es la conciencia de la sociedad entera. En el coloquio poético se encuentra la raíz, apenas enunciado, de antiguas fábulas, hechos de la punzante rutina, paisajes familiares, en un entramado lírico que toma por asalto, que sorprende:

    Ellos mataban lobos para disfrazarse con su piel (pág.41).

    Quizás no existan animales más libres y puros que los elefantes. Esa libertad Calderón la desarrolla indagando en zonas como la vida y la muerte, la vigila y el sueño. La estricta inocencia de este maravilloso animal representa la pureza, que en la escritura adquiere un sesgo singular y reconocible: el elefante atraviesa el escenario vulgar –la selva, la jaula, el zoológico-, accediendo a un papel protagónico de la libertad y el amor.

    El único elefante estúpido,
    los hay hasta en las mejores familias,
    vive en Disney Worl (pág.44).

    Y, en la página 46, agrega:

    Un hombre
    asesina elefantes
    sin medir consecuencias
    para el resto de la manada
    que se desata en estallidos dolientes.

    Cada verso, en apariencia sencillo, mantiene una connotación poética inconfundible, modificando a cada tranco el pensamiento de quienes recorren las páginas, encontrando sugerencias insospechadas, variaciones definidas y un colorido temático que nunca suelta los ritmos, la velocidad mágica de la visión poética.

    Teresa Calderón ha escrito un poemario brillante, originalísimo, extraordinario en su creación, que nos regresa al albor de nuestras vidas, nos pasea por huracanes humanos y por un cosmos reciente, con su entrañable elefante, en un ejercicio de felicidad y desgracia, donde no quedan títeres con cabezas, y la poesía y la antipoesía quedan engrandecidas por su talento.

    (c) Reinaldo E. Marchant

jueves, octubre 23, 2008

Gracias Omar por tu comentario y muy bella historia con la elefanta Fresia


Elefantes, Memoria y Naturaleza en Teresa Calderon

Por: Omar Perez Santiagohttp://omarperezsantiago.blogspot.com/

Una elefanta -de cuyo nombre Fresia si quiero acordarme, vivió su cautiverio inútil por cuarenta años desde el año 1951, en el zoológico de Santiago en el cerro San Cristóbal. Yo fui uno de esos niños que mi papá llevó a ver a Fresia, uno de los pocos elefantes que he visto en mi ya dilatada vida. Fresia gustaba mucho de los maníes que yo colocaba en los huecos de su trompa. Llegado un momento, ese niño que era yo, consideró que la elefanta en su insistencia se comería todo el paquete. La próxima vez que estiró la trompa, yo le di una cachetada. ¡Plaf! Fresia se dio media vuelta y alguien, alguien que debió ser mi padre, dijo que la elefanta se había enojado conmigo y me iría a tirar agua con su trompa. Sigilosamente me retiré a ver los monos. Comprenderán, nunca olvidé ese tenso momento. Y la vida fue, fue y volvió muchas veces. Otro día, yo ya era mayor, volví a ver a la elefanta Fresia, también ya mayor. Lo noté en sus arrugas alrededor de sus ojos. Fresia me miró fijamente a los ojos y creo que también notó mis arrugas. Se detuvo fijamente y luego levantó los ojos. Me había reconocido. Estaba seguro que me había reconocido. Entonces ella se giró y me dio la espalda, tal como lo había hecho cuando ella era una joven.-Me va tirar agua, pensé.
Recuerdo esta historia asombrosa y verdadera leyendo Elefante (RIL editores), el nuevo libro de nuestra escritora nacional, Teresa Calderón. Los elefantes tienen memoria. Los elefantes no olvidan ni perdonan, comen pasas. Con ellos ni perdón Ni olvido. El libro tiene tres partes cuyos títulos son Elefante, Palabra de Elefante y Hay más. La primera parte la escritora mueve bien sus técnicas de seducción. Busca, con gracia y nobleza, introducirnos en un tema peliagudo. Y lo logra. Hay algo que definitivamente me atrae de este libro. Es su sentido pop, cultura popular, citas, comentarios abiertos, notas de prensa, collage impresionista y remembranzas. Con esas técnicas nos introduce en una sólo cosa, pero esencial: el valor de la memoria. Observen este poema: (canción mixteca)
Qué lejos estoy del suelo
Donde he nacido,
Inmensa nostalgia
Invade mi pensamiento.
Y al verme tan sola y triste
Cual hoja al viento
Quisiera llorar
Quisiera morir
De sentimiento.
Y poco a poco, sin darnos cuenta, nos está diciendo a los escritores y escritoras que nos pongamos de pie, por que algo muy grave está ocurriendo.
Levántense,
Escriban cartas para esas casas sin número
Terminen sus libros,
No los dejen morir de sed en el desierto.
Levántense por la noches
Para asustar a la platea,
Ensayen frente al espejo,
Terminarán creyendo en lo que ven
Y plasmarán su imagen para siempre
En la eternidad,
Allá donde no importa quién es quién
Ni lo que quiere reflejar,
Lo que importa
Es no caer de los falsos columpios
Ni apoyarse en barandas de utilería.
La segunda parte del libro son citas de personajes importantes. Esta, por ejemplo:
“La vida es muy peligrosa,
No por las personas que hacen el mal,
Sino por las que se sientan a ver lo que pasa.”
Albert Einstein
En el tercer capítulo la advertencia queda clara, los elefantes, por que tienen memoria, acumulan stress post traumáticos, que genera violencia irracional.
Cuando un cazador mata a una mamá elefante,
Lo hace sin tener en cuenta
Que está creando mucho dolor al resto de la familia
Y estimula un ciclo de violencia.
Ante la ausencia de elefantes adultos experimentados
Los jóvenes se vuelven agresivos y atacan.
Y, según nos fuimos enterando en el libro, los elefantes han sido expropiados de su hábitat, han sido usados en guerras, y han generado rebeliones importantes.
La vieja creencia de que los elefantes nunca olvidan
Fue respaldada por la ciencia.
Y aunque no lo estuviera, caramba.
Leyendo a Teresa Calderón me cae la teja de algo importante: ella expresa una corriente de crítica radical a la forma en que se están haciendo las cosas, una crítica a la civilización. En Chile, el actual modelo exportador neoliberal ha significado una rápida y vasta destrucción de la naturaleza. El escandaloso informe del SAG, escondido durante un año por la autoridad, revela que el 60 % de las frutas y verduras están contaminados con plaguicidas de alta peligrosidad y generadores de enfermedades catastróficas. Los coreanos y japoneses han rechazados los cerdos chilenos por estar contaminados con dioxinas y el gobierno chileno informa que hay 14 predios de un total de 52, que están contaminados y en cuarentena. Los informes sobre el uso indiscriminado de antibióticos en la industria del salmón, la inutilización de ríos y lagos con contaminación de percolados de la industria forestal, los proyectos de las mineras que afectan a géisers, glaciares milenarios, y a las aguas de las comunidades, revelan una extensa y profunda crisis.Estas empresas de monocultivo desprecian la memoria de las comunidades indígenas, de pescadores y de campesinos. Violentamente han querido volver invisibles la presencia, la experiencia, la memoria y el conocimiento de las culturas indígenas. Esas culturas son nuestros verdaderos elefantes, y han sufrido largamente acciones punitivas, y las han sufrido en silencio, como se sufre el exilio. Han sido asediados, controlados, reducidos y la pregunta es: ¿Cuál es la huella que han dejado sobre nuestra cultura, sobre nuestra memoria, esa serie interminable de usurpaciones y de estropicio de la biodiversidad cultural? Hay que escuchar a Teresa Calderón pues está hablando -de modo creativo e ingenioso y con cierto pathos- de la esencia de nuestra relación con la memoria y con la naturaleza. Calderón no separa memoria y naturaleza, un elefante vive en su memoria. Teresa Calderón se dirige a los escritores, “Levántense”, “Terminen sus libros”, pero también se dirige a la elite. La elite: gente que va invitada al Te Deum de Fiestas Patrias con cara de comulgar. Esa elite ya debería pegarse el alcachofazo.Calderón revela que es inevitable que los elefantes no comulguen con ruedas de carreta y que su memoria y su naturaleza, llevará, -de modo inevitable, repito, de modo natural- a un momento en que los elefantes recuerdan y pierden el miedo. Rebelión de elefantes en la India. Los elefantes salvajes en el estado oriental indio de Chattisgarh: Salen de la selva para ganarle terreno a la civilización. La pérdida de espacio en su hábitat natural ha hecho que los elefantes pierdan el miedo y se aventuren a visitar la civilización, donde destruyen todo lo que se cruza en su camino. Un mito urbano de Santiago dice que la Elefanta Fresia un día logró agarrar por el cuello a un individuo que una vez, en lugar de maní, le había dado un clavo. Ahora creo que ese mito es cierto. De eso habla Teresa Calderón en este libro central. Frente a la humillación no habrá ni olvido ni perdón.

domingo, octubre 05, 2008

Aclaración más que necesaria a quienes aún no entienden qué pasó con el Fondo del Libro 2007

Esteban Saavedra:

Como estudiante de Bibliotecología , compartirás conmigo la tesis de que uno de los problemas de la falta de lectura es que uno a veces no entiende lo que lee.

No encuentro lógica en tu comentario: el lobby se debería hacer antes de que se entreguen los resultados, y no después como en este caso. ¿me entiendes?

Noto que no estás del todo informado, al parecer, e igual metes la cuchara.
No importa.
Aprovecho de contarte.

Durante el año 2007 muchos escritores demandaron transparencia al Consejo del Libro, y más de 300 escritores firmaron una carta pública. El secretario ejecutivo del Fondo del libro renunció. Participamos en series de reuniones, entre otras con la misma Ministra de Cultura. La Ministra se comprometió a enviar la lista de los evaluadores de los últimos años, los jurados que se repiten y un listado de proyectos ganadores de los últimos cinco años.

La nueva Secretaria del Fondo, la bibliotecaria Marcela Valdés, convoca a este grupo de escritores a una nueva reunión el 21 de diciembre. Sin embargo, los funcionarios del gobierno no traen ninguno de los documentos que se habían comprometido. Se fija una nueva reunión, para el día viernes 18 de enero del 2008.

Posteriormente las funcionarias envían por correo un listado incompleto de evaluadores de los últimos 4 años y un listado de los proyectos ganadores durante los últimos 4 años.

Luego de atravesar el purgatorio de esta ardua relación con el Consejo del Libro, se pudo hipotetizar, luego de descifrar estos códigos, y un estudio analítico dejó claro que los problemas del Fondo del libro son de dimensión andina y con tendencia inflacionaria. Se constató la presencia masiva y abusiva en el Fondo del Libro de funcionarios del Estado y la ausencia espectacular, con pocas excepciones, de los escritores, los intelectuales, los grandes universitarios, especialistas e intelectuales independientes.

¿Cuáles fueron las conclusiones con las estadísticas en la mano?:

Graves anomalías, penoso aporte a los escritores y falencias estructurales en el Fondo del Libro son las conclusiones de este estudio analítico en base a la información oficial del Consejo Nacional del Libro.

El estudio, basado a la descodificación de los listados oficiales de los evaluadores y los ganadores de proyectos de los últimos cuatro años (2004-2007), confirma que:

1) Los evaluadores del concurso del Fondo del libro se repiten en el curso de los últimos cuatro años y esos que se repiten son, en su gran mayoría, bibliotecarios.
2) Los ganadores que se repiten no principalmente escritores como se ha hecho creer. Los proyectos ganadores que se repiten de modo reiterado durante estos últimos cuatro años pertenecen o están íntimamente ligados a sectores representados en el jurado del Consejo del Libro, tales como la Cámara Chilena del libro, el Colegio de Bibliotecarios y la SECH. SON JUEZ Y PARTE. Se premian a sí mismos.
3) Existen municipalidades que ganan proyectos de modo reiterado durante los últimos cuatro años, tales como las municipalidades de La Serena, Talca y Valdivia.
4) El Centro Cultural Palacio La Moneda, que preside la Ministra Paulina Urrutia, ganó un proyecto el año 2007, a pesar que el Centro cultural recibe un aporte estatal por ley para su funcionamiento.
5) Durante al año 2007 el Fondo del Libro no cumplió la ley de presupuesto que obliga a que al menos el 60% de los fondos vayan a regiones.
6) Según las bases del concurso 2007, se deberían haber entregado $ 1.713.151.000. Sin embargo, entre los 395 proyectos favorecidos se repartieron $ 1.644.846.778. Existe una diferencia de $ 68.304.222.
7) Los escritores profesionales reciben apenas un 8% del Fondo del Libro en becas.
8) Se constata la masiva presencia de funcionarios del Estado (bibliotecarios, por ejemplo) y pocos escritores, intelectuales, universitarios, especialistas e intelectuales independientes en el Fondo del Libro.
9) La base de todos estos problemas residen en que la ley y el reglamento del Fondo del libro son muy amplias y le dejan al Consejo y a su Secretaria Ejecutiva la potestad para administrar los Fondos de modo discrecional.


No puedo dejar pasar una última cosa. Si lees correctamente, yo no he puesto en duda la honorabilidad de Viviana García. Conozco a su padre, y lo considero un ciudadano valiente y honesto, y creo que Viviana también lo es.



Atentamente,

Omar Pérez Santiago