miércoles, octubre 31, 2007

Santiago, no eras una fiesta...

Todos celebran esta noche,
pero mi corazón muere de frío tan adentro.

Astillas se volvieron los recuerdos
y punzan fuerte en la conciencia.

No volverán tus ojos a mirarme
ni tu boca se verá repetida en la mía.

No sabrá tu lengua mis lágrimas
ni la mía el sudor de tu piel

Una voz desconocida
me grita en el fondo del miedo
¿Dulce o travesura?

domingo, octubre 28, 2007

Mis amigos

Ciegos domingos


Los días se solazan de ausencia
especialmente el domingo.
Entonces falta la sal de tu boca
y si eso falta me falta todo.

Vienen y van los fragmentos
de días pasados y años y tiempos
que no entienden de minutos ni horas
porque todo es tan frágil por dentro
y vana toda palabra
que no alcanzó a ser promesa.

miércoles, octubre 24, 2007

La noche se perdió en tu pelo

La noche se perdió en tu pelo
y el mar se sintió celoso
y quiso en tus ojos
estar él también.
Sandro

Me mataba Sandro. Sobre todo ese tema, porque Roberto lo cantaba para mí en su guitarra, esas noches, sentados en las pircas. Eran los tiempos en que vivíamos en Nueva Seminario, frente al Parque Bustamante. Cómo se morían de envidia y me odiaban las grandes que andaban detrás de él. Yo tenía quince, mocosa chica. Las otras eran las típicas viejas de cuarto medio.

-Ya están listas para mamá y pagando escolar- le había dicho el micrero a la guatona Annie cuando subió en la esquina de Avenida Grecia, ante la risotada de todas las otras que habíamos subido primero.

La guatona Annie y la Andrea no es que anduvieran detrás de Roberto, es decir que lo perseguían, se arrastraban, se morían por él. Yo también rayaba por Roberto, en realidad. Pero no lo demostraba, ni loca: punto a favor ante los ojos amarillos de ese hombre bello que cantaba, la noche se perdió, como yo, en tu pelo, y susurraba, como quejándose, y dejaba la guitarra para poner su cabeza entre mis enredaderas de pelo largo y seguía cantando despacito, el mar se sintió celoso y quiso en tus ojos estar él también, y me mordisqueaba la oreja y su respiración se hacía agitada. Yo temblaba cerrando los ojos, sintiendo que estaba en el mismo cielo; las mejillas se me ponían rojas, las orejas ardientes y el corazón saltaba en mi garganta a un ritmo de tambores y rituales. Empezaba a tener miedo de las emociones que me embargaban por primera vez, que se iban apoderando de mi joven cuerpo, desapercibido como una hoja en blanco.

Pero había algo que me molestaba de Roberto. Era lo único, en realidad. Me costaba soportar sus caras largas, sus enojos cuando yo me iba a las concentraciones con todo el barrio Seminario. Él, no solo no iba nunca a ninguna marcha ni participaba en nada que oliera a rojo, decía, sino además, se ponía furioso, dejaba de hablarme, y después pasaba sin salir a verme como dos días.
-No entiendo por qué te gusta tanto andar apatotada con esa chusma gritando tonterías en la calle- era su discurso.

Pero en todo lo demás era un encanto. Se las traía Robertito. Estudiaba Medicina, estaba en primero. Tenía 19 años y venía de Punta Arenas, el lugar donde había nacido y donde aún seguía viviendo toda su familia. A mi madre no le gustaba para mí; lo encontraba mayor, decía, pero la verdad era otra: ella lo había visto, en nuestra casa, tirado en la alfombra, forcejeando arriba de la tía Pilar, amiga de la familia, acuarentada y regia en ese tiempo todavía.

-Se echa toda la plata encima, decía mi mami. Y yo no le veía ningún billete colgando por ninguna parte a la tía.
-Mírale el cuello, cómo se lo dejó ese muchacho Roberto, hacía notar mi mami, desesperada, no te vaya a hacer algo a ti ese fresco. Mira, nomás, a la Pili, cómo la dejó, toda moreteada, mordiscos y besos, casi le sacó la lengua, chupeteándosela, por Dios, esta mujer ya no está para estos trotes; un poco vieja para andar en estas cosas. No digo yo.

Violento el chico. Pura pasión. En cambio conmigo, puro cariño, aunque terribles besos y lengua pertinaz rodeándome las orejas, las comisuras de los labios, mordiendo despacito, aunque dicho sea de paso y en honor a la verdad, nunca me tocó más abajo del cuello. Vivía frente a mi casa. Me trastornaba ese hombre.

La última vez que lo vi, era tarde. Ya me había casado; estaba embarazada, incluso. Se quedó mirándome con sus ojos dulces y verde amarillentos con chispitas de gato en la noche. Yo, por supuesto, lo miraba hechizada, pendiente de sus gestos, el movimiento de sus labios, su sonrisa, el delantal blanco, mi amorcito, que llevaba en el brazo junto a un manual de anatomía y al estetoscopio colgando del bolsillo. También, cada cierto rato, yo miraba de reojo como haciéndome la lesa hacia el balcón de la guatona Annie; ahí estaban con la Andrea, escondidas detrás de las cortinas, sacándonos la película. Seguro que estarían pelándome, las envidiosas.

Roberto acarició mi pequeño bulto de cuatro meses y con su mano me quitó el pelo que se me había venido sobre la cara –mírenme nomás, guatonas, píquense; ni conmigo ni con ustedes, pero igual nomás, parece que más conmigo que con ustedes.

Me habló lento y bajito en la puerta de la casa.
-Te ves preciosa esperando a tu hijo.
-Si sé.
-Me habría gustado casarme contigo, dijo sonriendo.
-Haberlo dicho antes, le respondí coqueta.

No volví a verlo nunca más. Por eso, no puedo creer esto que leo en el diario. No es posible que todos estos años hubiera sido un funcionario de la muerte. El médico más hermoso de los años 70, mi dulce amorcito, el de los ojos con chispitas de gato en la noche, un maldito colaborador de los mil veces malditos torturadores. Y yo, ignorante de todo, tan lejos, ya sabes. El episodio en la embajada, adonde entré en el auto del cónsul escondida en el portamaletas, después del contacto que tú mismo hiciste para ayudarme a salir, justo a la semana siguiente de haberte encontrado en la puerta de mi casa, cuando decías lo linda que estaba y que te hubiera gustado casarte conmigo.

De: Vida de perras, Alfaguara, 2000.

PRUEBA DE INEPTITUD ACADÉMICA

INS (CONS) (DES) TRUCCIONES

1.- Lea atentamente las instrucciones previas al desarrollo de la prueba.

2.- Es recomendable que tenga conciencia: ésta decide su futuro.

3.- No raye la Prueba. No mire al vecino. No intente copiar

4.- Ahora bien, ahora mal; si lo intenta, le recordamos lo que le sucedió a Ricardo Tapia que se negó a seguir las instrucciones, y para ganar tiempo, se puso de inmediato a revisar la Prueba con evidentes intenciones de querer comenzarla luego.

Conclusión inevitable:
No tuvo más remedio que seguir siendo el suche de Bruno Díaz durante toda la superproducción de su bativida. Como si esto no hubiera sido todo, se le negó cualquier papel junto a Batman. Para abreviar, el Guasón se robó la película.
Aún más: su reputación se vio seriamente afectada por la prensa que le adjudicó la siguiente declaración:
"Bruno no tiene corazón".
Se publicó un fascículo especial con el testimonio del Hombre Araña (-o Araya- los cronistas no se han puesto de acuerdo al respecto):
"Mi fogoso affaire con Ricardo durante las largas vacaciones del 36" -dicen que dijo.

5.- Otro tanto le ocurrió a Aquamán: cometió la desfachatez de anotarse un vocabulario en las escamas. Fue condenado a permanecer sumergido en el acuario de su identidad secreta, dejándonos a todos, náufragos, en un mar de dudas.

6.- Algo similar le ocurrió a Clark Kent. Como ya había dado la Prueba el año anterior, aprovechó el momento en que todos leían las instrucciones, para hacer control mental Silva y relajarse. En eso estaba cuando su reloj delator anunció el llamado del periodista colorin (sobrino de Carcuro) avisándole que Luisa Lane le había sacado el rollo y estaba a punto de lanzar el notición: Clark Kent alias Superman. Primera plana del Planeta anunciaba entrevista exclusiva a Lex Luthor. Más abajo, dos fotografías del héroe, una de super y otra de civil:
Lo saqué por la cara.
Firmaba el artículo, Sigmund Freud.
Condenóse al Pobreman a ingresar de oyente al parvulario de la zona fantasma, donde las tías dan como premio a los infantes un jale de kriptonita verde.
La kriptonización de Superman es tema para otro cuento.

7.- De antología es el caso de la Mujer maravilla quien comentó a una amiga -perdón, conocida suya- con influencias en círculos castrenses, que ella, comillas, no estaba ni ahí con la Prueba, porque la consideraba un nuevo instrumento de presión machista. Y ya es hora -agregó muy molesta- que la comisión que elabora la Prueba esté integrada por igual número de mujeres, hombres y otros.
La mujer -hasta la fecha considerada maravilla- fue acusada, comillas, de caérsele la cassette o irse de tollo. Debió sufrir un año completo, las peripecias de Abigaíl y Cheíto por televisión.
Como si tal fuera poco, la ex-maravilla debió tolerar a nonagenaria nona, dama sin alcurnia y desubicada que desató en el vecindario, transmisiones vía satélite, desde que dio en conectarse al Cables Pelados.

8.- Si usted no rompe esta cadena, aseggura su ingreso a la Universidad de la Vida Misma.
Y puede ser que le ocurra como a esos plebeyos (rotos, pero buenosmozos) desconocidos y bandoleros de pacotilla que siguieron lasinstrucciones al pie de la letra y llegaron, con el tiempo, a convertirse en los infaltables de siempre: villanos invitados, convidados de piedra, prohombres y mujeres públicas, en general, y hasta presidentes de república por las décadas de las décadas...

Pueden comenzar, señores postulantes


PRIMERA PARTE
En esta primera parte, usted deberá responder correctamente y sin faltar a la verdad, ya que estos datos permitirán evaluar su postulación a crédito fiscal, becas y otras medraciones.
Marque una cruz sobre la letra de la alternativa que le parezca más correcta.

1.- TIPO DE VIVIENDA
Lugar donde el postulante permanece de cuerpo presente la mayor parte del tiempo.
a) Casa paterna
b) Casita en la pradera
c) ¿Cuándo vai a ir pa‘ la casa?
d) Pensión alimenticia
e) Pensión de gracia
f) La calle

2.- TIPO DE HOGAR
a) No es lo mismo casa que hogar
b) Calor de hogar
c) Hogar de menores
d) Hogar mal constituido
e) Hogar de Cristo

3.- ESTADO CIVIL
Toda información será considerada confidencial.
a) Casado cansado
b) Soltero pero chacotero
c) Viudo alegre
d) Conviviente o sobreviviente
e) Comunidad de bienes
f) Juntos pero no revueltos
g) Mal acompañado
h) Otras
Si contestó la alternativa h, diga cuál:

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domingo, octubre 21, 2007

jueves, octubre 18, 2007

¡Luis Sánchez Latorre ha muerto! ¡Viva Filebo!

El poeta José María Memet me pregunta esta mañana:
-¿Tere, sabes tú, dónde y cuándo serán los funerales de Sánchez Latorre?
Permanezco muda por un segundo que es un siglo y grito en el teléfono:
-¡Ohhhhhhhhh, no! ¿Murió?

-Estaba viejo y enfermo, es natural morir, me dice Memet para sacarme de mi estupor, tal vez.

Lo sabía, por cierto, pero algo en mí se rebela siempre contra la muerte de las personas que he querido y que han sido importantes en nuestras vidas, hombres como él, íntegro, genial, divertido. Valiente cuando se enfrentaba desde la palabra con el poder militar para defender nuestra dignidad de escritores.

¡Cuándo le debemos a Filebo los que fuimos jóvenes en los años 80 y él presidía la Sociedad de escritores de Chile, y todos éramos socios de una SECH que nos representaba y nos amparaba aunque no pagáramos las cuotas.

Lucho como le decían sus amigos, Sánchez Latorre como lo decíamos nosotros, quiso que los escritores jóvenes sintiéramos la Sech como nuestra casa. Nos asignaron una sala grande que da a la calle en Simpson 7 frente a la Escuela de baile del profesor Valero y de la Casa de cena.

Allí nos reuníamos todos los martes. Mientras sesionaba el directorio en la sala principal, nosotros sesionábamos planeando como sobrevivir con versos, cuentos y actos de protesta que siempre terminaban con el guanaco, el zorrillo y otros animales más feroces que se nos venían encima en ese tiempo oscuro que no podemos olvidar aunque insistamos en ello con toda nuestra buena voluntad.

Estábamos todos y nos sentíamos hermanos; no peleábamos por becas ni premios ni cargos ni trabajos, porque casi todos estábamos cesantes, y sin un maldito peso en los bolsillos. ¿Éramos felices? Sin duda que no, pero nos teníamos unos a otros y ese sentimiento nos regalaba el amparo que la dictadura se empecinó en negarnos.

Cuando finalizaban las reuniones, bajábamos a la taberna López Velarde a conversar, a beber, sobre todo a beber y comer empanadas que preparaban la señora Mina y Fernando con paciencia de santos puesta a prueba por esta tropa de dementes que somos los escritores.

Recuerdo que una vez un escritor que ya estaba bien pasado de copas le preguntó al hijo adolescente de doña Mina: ¿Y tú, qué quieres ser cuando grande?

El niño respondió sin dudarlo ni un segundo: "Escritor".
No había terminado de pronunciar la palabra, cuando su madre le dio una cachetada que lo dejó dado vuelta al revés. ¡Qué te vuelva a escuchar decir que quieres ser escritor otra vez, cabro de porquería!

No puedo dejar de pensar que anoche mientras él se iba muriendo, ay, yo lo acompañaba desde un insomnio que no me asaltaba hace tiempo. Curioso me parece ahora cuando leo en el diario la hora de su muerte. A esa hora yo ponía una y otra vez, obsesionada una bella canción de Ismael Serrano:

"Papá cuéntame otra vez, ese cuento tan bonito de gendarmes y fascistas y estudiantes con flequillo. Y dulce guerrilla urbana en pantalones de campana y canciones de los Rolling y niñas en minifalda (...) Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis, estropeando la vejez a oxidados dictadores y cómo cantaste Al Vent y ocupasteis la Sorbona en aquel mayo francés en los días de vino y rosas. Papá cuéntame otra vez esa historia tan bonita de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia y cuyo fusil nadie se atrevió a tomar de nuevo, y cómo desde aquel día todo parece más feo. Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada, al final de la partida no pudisteis hacer nada. Fue muy dura la derrota, todo lo que se soñaba se pudrió de telarañas..."

Las sorpresas siguen: esta tarde de jueves, cuando acompañemos a nuestro amigo a su nueva casa en Segunda de Tilo en el Cementerio General de Santiago de Chile, yo iré, como tantas veces, haciendo el camino por esa misma callejuela extrañamente llamada Segunda de Tilo, donde también está la tumba familiar con mis abuelos maternos, bisabuelos y tíos que nos cantan canciones de cuna mientras resistimos la vida y ella nos resiste.

Adiós, Lucho Sánchez Latorre, Filebo, Premio Nacional de Periodismo 1983, que te reciban las cortes celestiales presididas por tu esposa, la cuentista Mimí Garfias. Mis cariños a Gonzalo Millán a Jorge Teillier a Enrique Lihn, al tío Martín Cerda, a Jonás, al chico Cárdenas y pídeles que velen por nosotros, oh abandonados.
Amén

sábado, octubre 13, 2007

Yo te amo

Al amparo de tus besos y escondida
en la penumbra de luces irreales
juegas con tu lengua
en mi cuello y mis orejas.


Canta para mí
te pido,
canta para mí,
me quejo suave.

Y respondes
en tu lenguaje de hombre
intenso y fiero,
violento fuerte.

Soy feliz, pienso,
pero no te lo digo.

Pasados los tiempos ilusorios,
los fragmentos del tiempo,
me besas por última vez.

Salgo temblando a la realidad,
me cobijo con tu sombra
porque hace frío
y sigo mi camino.

martes, octubre 09, 2007

Construyo castillos en el aire

Defiendo mi derecho a construir castillos en el aire
en la arena, en la comisura de tus labios, amor mío,
un castillo donde habiten tantos sueños
los míos que son inabarcables
los tuyos que me regresan a la tierra como siempre.

Defiendo mi derecho a construir
castillos en el aire
en la puerta de tus ojos
en el pasado y el futuro
castillos en el agua
en los acantilados de tu distancia;
mi derecho a soñar insegura y despierta
en la punta de tu lengua,
en tu piel ardiente y mentirosa.

Defiendo mi derecho a amarte a pesar de ti
y lanzo mis castillos de naipes en la mesa del tiempo
en la hoguera donde envías mis besos inservibles
y mi deseo inmenso de ti
ancho como esta noche oscura
imponente como el insomnio que te trae de regreso
sueños dentro de otros sueños más pequeños
como una visión barroca o un anticipo del infierno.

Defiendo mi fragilidad con la misma pasión
que defiendo tus olvidos
mi desenfreno
como tus gestos despiadados, amor mío.

Defenderé hasta el último suspiro
mis sueños, mis castillos, mis deseos de ti.

Por eso puse espejos en el aire
de todas las murallas del castillo.

viernes, octubre 05, 2007

Los primeros 50 años de José María Memet

Mañana sábado celebraremos el cumpleaños de un poeta ícono de la generación de los 80 en Chile. Nos juntamos a las 14:00 entonces.
Incluyo a continuación un poema de Memet que impactó a toda la concurrencia cuando se lo oímos leer en un Congreso de Poesía latinoamericana en Bogotá, el año 2005. Estábamos entre los chilenos en esa oportunidad: José María Memet, María Inés Zaldívar, Gonzalo Millán, Tomás Harris, Eduardo Llanos y quien escribe estas líneas.

En la fotografía aparecen junto a los escritores que se mencionan en el poema: Mario Artigas y Mauricio Barrientos, el mismo José María Memet y Reynaldo Marchant.



El día que salimos de la casa del poeta Mauricio Barrientos

¡El magma, el magma!, gritaba un muchacho en la esquina
de Granados con San Isidro a las 4 de la tarde
y mientras más gritaba más casas se caían.
Con Artigas y Barrientos nos mirábamos perplejos:
¿qué magma? Este huevón está loco,
aquí no se van a poder borrar las cicatrices,
es medio terremoto.
La gente salía como hormigas de las casas
y nosotros con nuestras botellas de cerveza vacías.
Seguimos caminando otras dos cuadras
y llegamos a la botillería: por la puerta
un río de vino; por la cuneta, un mar de vino a las cloacas.
Don Seferino nos miró con ambas manos en cabeza,
pero entendió la intimidad en medio del desastre:
-¿Cuántas?
-Bueno, queríamos seis. Pero denos 12. Le dejamos por los envases.
El regreso no fue mejor, era mucha la gente que lloraba,
pero según avanzábamos era claro como el agua
que víctimas no había.
De pronto reparamos que el dolor era por cosas materiales
y nos emputecimos. La gente se aferra en el lado erróneo
de la existencia buscando progresar.
Al entrar a la casa nos dimos cuenta
que el aire refrescaba las habitaciones
y que la pared izquierda de la casa no existía.
Para tres poetas un derrumbe es una bendición,
todos necesitamos un cambio de escenario.