Este es un rincón donde hay luz de luna y relojes de sol,cartas lacradas con rouge y guantes de encaje con huellas dactilares. Cartas cerradas y cartas abiertas, silencios y monólogos. Un lugar donde las palabras se extienden en su continua marcha blanca como la vida. Con lágrimas y sombras...
"It's now or never, come hold me tight Kiss me my darling, be mine tonight Tomorrow will be too late, it's now or never My love won't wait.
When I first saw you with your smile so tender My heart was captured, my soul surrendered I'd spend a lifetime waiting for the right time Now that your near the time is here at last.
It's now or never, come hold me tight Kiss me my darling, be mine tonight Tomorrow will be too late, it's now or never My love won't wait.
Just like a willow, we would cry an ocean If we lost true love and sweet devotion Your lips excite me, let your arms invite me For who knows when we'll meet again this way
It's now or never, come hold me tight Kiss me my darling, be mine tonight Tomorrow will be too late, it's now or never My love won't wait".
Therese, ha llegado carta de King Lear que pernocta por el momento fuera de su castillo y me ha pedido publicar esta carta en tu blog, en respuesta a lo que escribiste en el post de El Mariachi Vargas:
Querida hija de Mercurio: ya que veo que acepta, mientras logro descifrar la clave y convencer a mis guardias que me dejen entrar a mi propio reino, necesito que usted, en el lugar más visible en que sea posible, me ayude con cierto impasse lingüístico. (no quiero quedar como aquel diputado que dijo: “fue un lapsus bilingüe”) Pero como en mi reino no hay cámaras ni diputados, ni poder judicial, ni menos ejecutivo, necesito aclarar este bochorno, sobre todo ante Therese Bovary, que tiene deformaciones profesionales, según su propia confesión, respecto al lenguaje (¿Será porque es hija de Flaubert?). Como buen rey soy anacrónico, estoy fuera del Tiempo. Además sostengo que el Tiempo es una ilusión, pero eso no viene al caso ahora. De lo que sí me he podido percatar es que los blogonautas, a veces, sufren síncopes virtuales y confunden los hechos, lugares, los nombres, las cronologías. Y eso le sucedió a Therese Bovary en un lugar de su blog que habla de mariachis y plazas mexicanas, donde lo que le atribuye a un tal M., lo que fueron ocurrencias mías, y vivencias compartidas. La inexactitud es el peor, para un Rey, de los escarnios, pero por ser de Therese Bovary lo dispenso y comprendo. Quise aclarar el punto, pero como buen Rey dicto y no escribo –no aprendí a escribir: mis padres, los antiguos reyes, prefirieron que me dedicara a la guerra y la montería- pero a veces, leyendo, dentro y fuera de la web, pienso, ¿para qué saber escribir si a veces este instrumento sirve más a pedantes y retóricos, a falsarios y calumniadores, que a causas veras? En fin, como le decía, Mensajera de Mercurio, dicto, y el torpe de mi copista cometió un error que Therese calificó de “shulo”: fue un problema de reiteración de un pronombre dativo de segunda persona singular, que además de anteponerlo al verbo, mi inepto copista lo pospuso en forma enclítica. Esto produce por causa de la reiteración un pésimo efecto estilístico en español. Therese piensa que no sé español, y que fue producto de una mala traducción. Pero fue culpa de mi amanuense a quien ya no se le puede llamar así dado que recibió el justo castigo. Imagino que supone a qué me refiero, pero con mis mensajeros soy más benevolente. Anoche me dedique a aprender a escribir, ya que la tradición oral merma, y además en vuestros blogs, pude percatarme de que el estilo y una apabullante red de intertextualidades, por llamarlas de alguna manera, son una forma de comunicación cotidiana para vuestra comunidad. Ahora, con este nuevo instrumento en mis propias manos, le envío esta misiva, sé, un tanto extensa, para que la de a conocer, tanto y sobre todo a Therese (qué pensaría de mí su padre, el sempiterno buscador de “le mot juste”) que espero, a pesar de error del copista, se suba a la Barca de Oro.
al leer el texto anterior me acordé de uno escrito por R Kapucinski en su libro sobre el emperador Haile Selassie
".........Lo mismo ocurría con la escritura, pues nuestro monarca no sólo no hacía uso de la habilidad de leer sino que tampoco escribía nada ni firmaba nunca de su puño y letra. A pesar de que venía gobernando desde hacía medio siglo, ni siquiera sus más allegados sabían qué aspecto tenía su firma. Mientras trabajaba, el Emperador siempre tenía su lado al Ministro de la Pluma, el cual apuntaba todos sus órdenes y disposiciones. Aquí debo aclarar que durante las audiencias de trabajo el Insigne Señor hablaba en voz muy baja moviendo apenas los labios. El Ministro de la Pluma, que permanecía de pie a la distancia de medio paso del trono, se veía obligado acercarse lo más posible a la imperial boca para poder oir y anotar las decisiones que manaban de ella. Por añadidura, las palabras del Emperador eran por regla general ambiguas y poco claras, sobre todo en casos en las que no quería pronunciarse en un sentido determinado y al mismo tiempo la situación requería que diera su opinión. La habilidad del Monarca en estos casos será admirable. Preguntado por algún dignatario por la imperial decisión, no le contestaba directamente sino que se ponía hablar en voz tan baja que tan sólo llegaba al oído del Ministro de la Pluma, pegado a los labios imperiales como un micrófono, irá este funcionario apuntando los escasos e incomprensibles unidos el soberano. El resto no era más que cuestión de interpretación y ésta correspondía al Ministro quien daba forma escrita a la decisión y la trasladaba los escalafones inferiores. El que estaba a cargo del Ministerio de la Pluma era la persona de más confianza del Emperador y tenía un poder enorme. Podía convertir las nebulosas cábalas verbales del Monarca en cualquier disposición. Si la decisión tomada por el Emperador deslumbraba a todo el mundo por acertada y sabia, era una prueba más de la infalibilidad del Elegido de Dios . En cambio sí un murmullo descontento se dejaba oír en el aire y de diversos rincones llegaba a los oídos del Monarca, el Honorable Señor podía achacarlo todo a la estupidez del ministro. "
5 comentarios:
Bello vestido.
¿Me lo mereceré?
"It's now or never,
come hold me tight
Kiss me my darling,
be mine tonight
Tomorrow will be too late,
it's now or never
My love won't wait.
When I first saw you
with your smile so tender
My heart was captured,
my soul surrendered
I'd spend a lifetime
waiting for the right time
Now that your near
the time is here at last.
It's now or never,
come hold me tight
Kiss me my darling,
be mine tonight
Tomorrow will be too late,
it's now or never
My love won't wait.
Just like a willow,
we would cry an ocean
If we lost true love
and sweet devotion
Your lips excite me,
let your arms invite me
For who knows when
we'll meet again this way
It's now or never,
come hold me tight
Kiss me my darling,
be mine tonight
Tomorrow will be too late,
it's now or never
My love won't wait".
De Elvis para ti.
Therese, ha llegado carta de King Lear que pernocta por el momento fuera de su castillo y me ha pedido publicar esta carta en tu blog, en respuesta a lo que escribiste en el post de El Mariachi Vargas:
Querida hija de Mercurio: ya que veo que acepta, mientras logro descifrar la clave y convencer a mis guardias que me dejen entrar a mi propio reino, necesito que usted, en el lugar más visible en que sea posible, me ayude con cierto impasse lingüístico. (no quiero quedar como aquel diputado que dijo: “fue un lapsus bilingüe”) Pero como en mi reino no hay cámaras ni diputados, ni poder judicial, ni menos ejecutivo, necesito aclarar este bochorno, sobre todo ante Therese Bovary, que tiene deformaciones profesionales, según su propia confesión, respecto al lenguaje (¿Será porque es hija de Flaubert?). Como buen rey soy anacrónico, estoy fuera del Tiempo. Además sostengo que el Tiempo es una ilusión, pero eso no viene al caso ahora. De lo que sí me he podido percatar es que los blogonautas, a veces, sufren síncopes virtuales y confunden los hechos, lugares, los nombres, las cronologías. Y eso le sucedió a Therese Bovary en un lugar de su blog que habla de mariachis y plazas mexicanas, donde lo que le atribuye a un tal M., lo que fueron ocurrencias mías, y vivencias compartidas. La inexactitud es el peor, para un Rey, de los escarnios, pero por ser de Therese Bovary lo dispenso y comprendo. Quise aclarar el punto, pero como buen Rey dicto y no escribo –no aprendí a escribir: mis padres, los antiguos reyes, prefirieron que me dedicara a la guerra y la montería- pero a veces, leyendo, dentro y fuera de la web, pienso, ¿para qué saber escribir si a veces este instrumento sirve más a pedantes y retóricos, a falsarios y calumniadores, que a causas veras? En fin, como le decía, Mensajera de Mercurio, dicto, y el torpe de mi copista cometió un error que Therese calificó de “shulo”: fue un problema de reiteración de un pronombre dativo de segunda persona singular, que además de anteponerlo al verbo, mi inepto copista lo pospuso en forma enclítica. Esto produce por causa de la reiteración un pésimo efecto estilístico en español. Therese piensa que no sé español, y que fue producto de una mala traducción. Pero fue culpa de mi amanuense a quien ya no se le puede llamar así dado que recibió el justo castigo. Imagino que supone a qué me refiero, pero con mis mensajeros soy más benevolente. Anoche me dedique a aprender a escribir, ya que la tradición oral merma, y además en vuestros blogs, pude percatarme de que el estilo y una apabullante red de intertextualidades, por llamarlas de alguna manera, son una forma de comunicación cotidiana para vuestra comunidad. Ahora, con este nuevo instrumento en mis propias manos, le envío esta misiva, sé, un tanto extensa, para que la de a conocer, tanto y sobre todo a Therese (qué pensaría de mí su padre, el sempiterno buscador de “le mot juste”) que espero, a pesar de error del copista, se suba a la Barca de Oro.
al leer el texto anterior me acordé de uno escrito por R Kapucinski en su libro sobre el emperador Haile Selassie
".........Lo mismo ocurría con la escritura, pues nuestro monarca no sólo no hacía uso de la habilidad de leer sino que tampoco escribía nada ni firmaba nunca de su puño y letra. A pesar de que venía gobernando desde hacía medio siglo, ni siquiera sus más allegados sabían qué aspecto tenía su firma. Mientras trabajaba, el Emperador siempre tenía su lado al Ministro de la Pluma, el cual apuntaba todos sus órdenes y disposiciones. Aquí debo aclarar que durante las audiencias de trabajo el Insigne Señor hablaba en voz muy baja moviendo apenas los labios. El Ministro de la Pluma, que permanecía de pie a la distancia de medio paso del trono, se veía obligado acercarse lo más posible a la imperial boca para poder oir y anotar las decisiones que manaban de ella. Por añadidura, las palabras del Emperador eran por regla general ambiguas y poco claras, sobre todo en casos en las que no quería pronunciarse en un sentido determinado y al mismo tiempo la situación requería que diera su opinión. La habilidad del Monarca en estos casos será admirable. Preguntado por algún dignatario por la imperial decisión, no le contestaba directamente sino que se ponía hablar en voz tan baja que tan sólo llegaba al oído del Ministro de la Pluma, pegado a los labios imperiales como un micrófono, irá este funcionario apuntando los escasos e incomprensibles unidos el soberano. El resto no era más que cuestión de interpretación y ésta correspondía al Ministro quien daba forma escrita a la decisión y la trasladaba los escalafones inferiores. El que estaba a cargo del Ministerio de la Pluma era la persona de más confianza del Emperador y tenía un poder enorme. Podía convertir las nebulosas cábalas verbales del Monarca en cualquier disposición. Si la decisión tomada por el Emperador deslumbraba a todo el mundo por acertada y sabia, era una prueba más de la infalibilidad del Elegido de Dios . En cambio sí un murmullo descontento se dejaba oír en el aire y de diversos rincones llegaba a los oídos del Monarca, el Honorable Señor podía achacarlo todo a la estupidez del ministro. "
Genial, maravilloso, espectacular, he disfrutado intensamente este intercambio de mensajes.
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