miércoles, octubre 31, 2007

Santiago, no eras una fiesta...

Todos celebran esta noche,
pero mi corazón muere de frío tan adentro.

Astillas se volvieron los recuerdos
y punzan fuerte en la conciencia.

No volverán tus ojos a mirarme
ni tu boca se verá repetida en la mía.

No sabrá tu lengua mis lágrimas
ni la mía el sudor de tu piel

Una voz desconocida
me grita en el fondo del miedo
¿Dulce o travesura?

4 comentarios:

mentecato dijo...

Magnífico. Es una maravilla leerte.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

yo siempre estaré en ti:
dentro de ti
fuera de ti
orbitándote
aherido a tu piel como un molusco
estrellandote como las olas la escollera
carcomiendote como los percebes el bote escorado
urgando en tus entrañas en busca de mi
saciando mi sed con tus lágrimas y tu sudor
apoyando la herida de mi costado
en la herida de mi costado
esas heridas por las que ahora pagamos
el delirio y los excesos
(ese sendero que finalmente no llevaba al palacio de la sabiduría,
pero que nos hizo ver
las manchas del sol en el horizonte ilimitado de nuestros cuerpos fundidos)
de la segunda mitad de los 30
en la primera década del 90
cuando éramos
"felicces e indocumentados"

Tomás

Anónimo dijo...

Gran poema, gran anónimo.

Meigo, aprendiz de Druida dijo...

Lo poco que he leido, precioso. Sabes? tengo algún problema para distinguir los tonos de los colores y en tu blog hay letras que se confunden con el fondo y no las veo.
Un beso.