
Pedazos de mí
se desgañitan
en la rueda
gigante de la fortuna
o del infortunio
que ya es lo mismo
o casi igual.
Nacida del pozo profundo
de la tristeza,
una suerte de soledad
que nace
o no nace
porque es infinita
o es eterna.
Sin padres
ni hermanos
ni abuelos
ni amigos,
en estas horas largas
como cuerdas de acero
en mi garganta,
sólo tu amor es cobijo.
Entonces recapacito
y veo que el sol aún brilla
en los espasmos de una tarde
que se muere.
2 comentarios:
tristísimo poema y...tan hermoso
Jo.
Un abrazo gigante, enorme y de corazón para ti.
Besos.
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