domingo, enero 31, 2010

Marito Valdovinos: ¡en el oeste ya te habrían balaceado y te lo dije!

TECHI.
Techi, Chani, Flo, Pat, Noel, Jesu, Pili, Cata, Cam, Dan, Bir…

Esa era mi chica, Peggy Sue, como cantaba Buddy Holly. Venía malito el Tarot, pero da lo mismo, Leonor no de Aquitania, sino del barrio San Diego; Aldonza Lorenzo del colegio de monjas, el Santa Rosa, tú que pedías que en los años futuros te lo pasaran en cruz para que no fuera pecado, ahora que llegaron y pasaron los  años venideros y no quedó títere con cabeza y ninguna, salvo tú, pudo ser soberana de ningún reino sobre el mar, allí están tus alucinados papeles, y todas se hundieron en las brumas de la locura y parieron sus hijos en hospitales públicos, nunca reinas del tablero de ajedrez, del que sepa Moya quién mueve las piezas, sino temporeras, obreras, costureras, profesoras y bailarinas de quintas de recreo, te aviso y te prevengo que esperaré tu funeral, no un jueves, en París y con aguacero, sino en el Parque del Recuerdo de Santiago. Voy a caminar por la Avenida de la Paz con un tocacintas y un casette de Albinoni y me sentaré en tu tumba a escuchar el Adaggio. Pondré sobre tu lápida la carta del ahorcado, con los pies hacia abajo.
Tú  sabes, Peggy Sue.
Enero 09.

2 comentarios:

Thérèse Bovary dijo...

Oye Marito, ¿te acuerdas de las tonterías que hablábamos en el Grange y cómo nos reíamos de todo, en los momentos en que yo no me estaba agarrando de las mechas con el idiota de turno-jefe del Departamento de Castellano?

¿Te acuerdas cuando me fueron a acusar porque dijeron que yo me estaba burlando de la corona británica solo por decir, cuando se murió la reina madre, que era una vieja inútil que la sacaban y la ponían para los actos públicos. Y el único que me celebraba todas las locuras erái voh, poh loco.
Claro que te echo de menos y tenemos que puro vernos.

Una pregunta, porque tengo pegado el coágulo: ¿Qué nombres te decía yo a ti? Me refiero q los nombres que se pueden decir públicamente, jajajaja.

Besos Marito y te quiero mucho aunque no nos veamos tan seguido como antes, o sea que nos veíamos todos los días por varios años.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

mereces llamarte alegría.