domingo, marzo 29, 2009

Dios escribe recto en reglones torcidos.

Carta de despedida:

Te agradezco la pasión, el hechizo, el encantamiento, tu petición de matrimonio junto al mar de Con-con al anochecer donde tus ojos húmedos me hicieron llorar de emoción y te dije que nadie nunca me había pedido matrimonio.
Amo en mi recuerdo nuestras ceremonias en tantas catedrales del mundo donde nos prometimos amor para toda la vida, que el final no era la muerte, sino esta “toda la vida” que tuvimos juntos aunque ninguno de los dos lo supiéramos.
Sé que “cuando pasen los años, cuando pasen y el tiempo haya cavado un foso entre tu alma y la mía”, como le escribió Nicanor a la Sun, yo lo sé, podremos tal vez recordar sin dolor, y solo la memoria que ama, guardará lo mejor de nuestra vida en común.
Agradezco nuestros viajes especialmente el de Isla de Pascua, tanto como agradecí la primera hermosa noche de jueves de 1990, donde juntos nos curamos las heridas de otras guerras antiguas y me llamaste hermosa, y me dijiste cebrita y así me ayudaste a volver a amar mi cuerpo humillado.
Ya, ahora, el dolor se diluye lentamente y yo sé que Dios y la legión de ángeles que te cuida, te ayudarán, mi bienamado Peter Pan, y lograrás vencer los demonios que te acosan y saldrás firme y seguro para caminar esta porción de vida que nos va quedando, como un hombre y una mujer que pasaron los 50 años, edad compleja, donde todos los seres humanos tomamos las grandes decisiones. Y ambos lo hicimos.
Si hay que llorar, lloremos, porque las lágrimas nos limpian y nos purifican.
Bien, es la hora de despedirse. La vida nos ha demostrado que tiene demasiadas vueltas, porque Dios escribe recto en renglones torcidos, y tal vez sea en la utopía del Valle del Elqui, cuando seamos viejitos y plantemos lechugas y recordemos esto como un mal sueño, o tal vez hasta nunca, nadie sabe. La vida tiene caminos y formas de sorprendernos grata o tristemente y hay que aceptarlo. Mi homenaje a ti, por haber sido un gran compañero, como creo yo haberlo sido para ti.
Sé feliz, Te lo mereces. Tu vida no ha sido fácil, tampoco la mía, y por eso Dios nos puso en el camino en agosto, 3 de 1990 para que juntos hiciéramos una parte del camino, de la mano para no perdernos, para que tú me salvaras y para que yo te salvara y para que pudiéramos ver que el mundo no era tan terrible como lo habíamos vivido hasta antes de conocernos.
Gracias a Dios por llenarnos de ilusiones, libros y viajes que nos hicieron crecer.
Que el cielo te colme de bendiciones y te dé mucha paz.
Besos.

4 comentarios:

lila dijo...

No puedo evitar ver lo triste de las rupturas, como cuando se quiebra un espejo...

Lila dijo...

Hoy 30 de marzo, que tengas, a pesar de todo, un muy feliz cumpleaños.

Thérèse Bovary dijo...

Gracias Lilita, hermana, amiga...

mentecato dijo...

Eres demasiado bella para dejar de volar...

Un abrazo.