miércoles, septiembre 12, 2007

Yo tenía ¿cuatro? ¿cinco años?


En el dormitorio de mi madre en La Serena había una cómoda con un espejo redondo donde yo podía verme completa. Me encantaba bailar frente al espejo con mi vestido blanco en los tiempos en que me creía cisne. Jugaba a acercarme y alejarme, ensayar caras de miedo, de risa y de pena. Bailaba con el espejo abrazándome a su luna fría y cantaba. Danzaba en la pieza con los ojos fijos en el espejo. Todavía no habíamos leído la historia de Alicia al reverso del espejo, pero Lila me había prevenido acerca de sus misterios:
-No te mires tanto que puedes quedarte atrapada para siempre, o puedes pasar al otro lado y ya no te encontraríamos nunca; mi papá lloraría con mi mamá, y yo también porque no podríamos volver a jugar juntas.
Ella me contó que los espejos raptaban hacia adentro, entonces yo viviría el mundo al revés, donde todo lo que nos gusta, allí odiaríamos; los padres serían nuestros enemigos y que yo tendría que atender a la Rudi, nuestra empleada. Yo a Lilita le creía todas sus historias. Como ésa de los hombrecitos que vivían adentro de la radio por la que salían las voces que escuchábamos. Allí adentro vivían los jugadores de fútbol de esos partidos que mi papá escuchaba los domingos y los cantantes que mi madre escuchaba mientras se vestía y arreglaba el pelo para salir.
Decía Lila que eso le podía pasar a toda persona que se acercara mucho a los espejos. Sus palabras no dejaban de inquietarme, pero mi deseo de mirarme era tan fuerte que superaba el miedo de perderme para siempre al otro lado. Fue por esos tiempos que empecé a acercarme al espejo tentándolo para que se abriera.

10 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Jajajajajajaja...

Vendré mañana con calma a mirarme yo también para ver si aún me reflejo.

Anónimo dijo...

yo ya perdí mi reflejo
pero no el espejo
sino en tu reflejo
que robó para siempre
mi imagen.

ProsperoPríncipe.

Anónimo dijo...

doctora therese : ¿ como usted adivina los sucesos y los portentos ? ¿ viene acaso de una perdida tribu de gitanas o es la narradora de las mil y una noches ? porque yo me había perdido en los espejos de un palacio que construí para una doncella cuyo nombre me guardo , sólo para que ella lo habitara . pero como la infame me olvidó , y los espejos terminaron por succionarme ; pero sus palabras , mágicas , doctora therese , me liberaron . salí al revés de mi casa de espejos encantados , y me fascinó su casa perdida en la infancia y sus espejos de alicia . ¿ podría habitarla por un segundo siquiera , para recuperar mi verdadera imagen ?

con todo respeto ,

manolo , el sembrador de casas y azogues .

mentecato dijo...

En la alcoba de los abuelos había un inmenso espejo que nos devolvía el cuerpo entero: frente a él nos abrazamos con Leonor G., mi novia de aquellos días luminosos, y prometimos nunca separarnos: aún la busco por todos los espejos...

Hermosísimo tu texto.

Ruth Hernández Boscán dijo...

creo que sí atravesaste ese espejo...

dos besos!

Unknown dijo...

Buscaré un charco donde mirarme, fuera de convertirme en humano, no podría pasar nada peor.

Anónimo dijo...

Nunca antes lo había pensado pero puede ser cierto , doctora, éso que le contaron de niña . Seguro que nos odian aquellos que nos miran desde el revés del espejo, obligados como están a parecerse a nosotros y a imitarnos y a reproducir nuestras muecas absurdas . Y qué me dice de esos pobres que viven hacinados en el interior de los aparatos de radio a los que obligamos a gritar cuando giramos hasta el máximo la rueda del volumen .

Anónimo dijo...

Recuerdo un día en que vi a mi amada, por casualidad. La puerta del baño estaba entreabierta y al pasar miré y vi parte del espejo, que era una larga línea luminosa: reflejaba su imagen desnuda, en inequívoco acto erótico. Sus ojos estaban cerrados.
Saludos

Rafa dijo...

imaginas nuestro reflejo...?








































...yo sí



























Besos

Anónimo dijo...

Qué gente tan estúpida!