domingo, febrero 04, 2007

Confesso que te amei, confesso





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Este cuento lo dedico a mis compañeros poetas con quienes hicimos ese viaje fabuloso al reino de las nieves, Estocolmo, Suecia el año 1988.
El Festival de Poesía: La reconstrucción del Tiempo, lo organizaron la escritora y traductora sueca Sun Axelsson y el poeta chileno Sergio Badilla.
Desde Chile fuimos: Elicura Chihuailaf, Carmen Berenguer, Andrés Morales, Diego Maquieira y Teresa Calderón. Fue un encuentro inolvidable...


Apenas se entreplumaban,

algo como un ulucordio los encrestoriaba,
los extrayuxtaba y paramovía...

Julio Cortázar



Cuando anunciaron que podrían abordar el avión, Francisca se abandonó al pánico, ¡y si se cae! Pero Maximiliano la tranquilizó asegurándole que los aviones nunca se caen. El único peligro, aclaró, podría presentarse durante dos momentos claves: despegue y aterrizaje. No en vano había vivido más tiempo sobre los aviones que en tierra firme, le contó para calmarla.

Presa del miedo, sintió que su hora estaba próxima cuando el avión tomó la pista y empezó la carrera hasta alcanzar la velocidad necesaria para elevar la nariz y hacerse a los cielos, mientras rugían los motores, ay cómo rugían. Francisca estiró su brazo, buscó la mano de Maximiliano y la apretó con fuerza.
—Es por el miedo, le dijo.

Maximiliano desplegó el inmenso mar que llevaba en sus ojos sobre los aterrados de ella y sonrió mientras le apretaba con fuerza los dedos. Francisca se vio reflejada en esas aguas turbulentas, bajó la vista y se detuvo en la contemplación de la mano que le sostenía los temores y ese antebrazo inundado de pelusas amarillentas cubierto con una polera negra.

—Este sí que es compañero de viaje, me fascina, leíste su último libro. Pero además, qué estupendo, se pasó, varonil, la muerte. Te envidio y repitió: Te en-vi-dio, hermanita, no sabes cómo, le había dicho Carolina cuando se despidieron en el aeropuerto.

Francisca le pidió que se dejara de decir tonterías y recordara todos los encargos que le había hecho, revisar llamados y las plantas, por favor, no se te olvide regarlas.

Cuando anunciaron que ya podrían desatarse los cinturones y comenzó el ajetreo de azafatas, carros con bebidas, jugos y licores varios, Francisca buscó el walkman para acompañar con la voz de María Bethania, el espectáculo de montañas y nieve que pasaba por su ventanilla.

Había jurado no subirse jamás a un avión, hasta que se detuvo a pensarlo mejor, esa mañana en que le comunicaron que la invitaban a participar en un congreso de escritores en Suecia.
—Perderme Estocolmo... sería el colmo, rimó divertida, y se embarcó temblando en Santiago una mañana de octubre.

En Río de Janeiro hubo una escala de varias horas. Se instaló en el bar a refrescarse con un Tom Collins bien frío. Allí la alcanzó luego su compañero de viaje. Con algunos tragos de más y mareados por la experiencia, abordaron el avión que iniciaría la aventura sobre el Atlántico. Francisca volvió a decir, me estoy muriendo de susto.
—Contra el miedo, otro trago.

Sobrevolaban el Atlántico, mientras María Bethania, confesso que te amei, confesso, le iba ablandando hasta los huesos.
—La música me ayuda a entrar en el miedo y atravesarlo hasta la otra orilla donde ya no existe, le explicó a Maximiliano cuando se dio cuenta de que él estaba empezando a dormirse a su lado.

Ahí había empezado todo. No. Empezó antes, en el aeropuerto cuando lo vio y supo que viajarían juntos, momento que él consideró oportuno para presentarle a su mujer y a los dos hijos que venían a dejarlo. Francisca los saludó con su típica sonrisa y le hizo unos cariños en el pelo al más chico.
—Y ella es mi hermana -tomando a Carolina por el brazo. Nos vemos, dijo, voy a comprar chocolates.

Lo había conocido a comienzos de los ochenta, cuando todos estaban empezando recién a hacer sus vidas. Recordó ese extraño temblor, cosquillas en el estómago y resonancias químicas ocupando el espacio entre ellos cuando se saludaron con un roce de dedos y mejillas. Y eso, ella nunca lo había olvidado.

Maximiliano fumaba en la Sala de Embarque uno de esos cigarrillos cuyo aroma se pegaría al pelo de Francisca para siempre. Hojeaba distraído un libro de Lovecraft, su favorito, le comentó.

Quero que tu me diferencies dessas que a vida de deu. El avión se internaba en la noche rumbo al Oriente en ese espacio sin tiempo de los vuelos largos. Maximiliano acomodó su cabeza entre los brazos de Francisca. Ella lo recorría de frente y de perfil, leves yemas, llénense de mí tus sueños, pero no me perteneces, sé que nunca. Recorrida por emociones inéditas que le rompieron el miedo como un cascarón, no tuvo duda, ese hombre le estaba tacando el alma.
—He dormido como un ángel, le dijo.
—Los ángeles solo pueden dormir como los ángeles, pensó, mirándolo con ternura.

La noche había llenado el cielo completamente y ambos se buscaron para dormir abrazados hasta que el sol estalló en el cielo como un resplandor donde a Francisca le pareció que alcanzaba a leer entre los créditos de la pantalla celeste; Dios Producciones Presenta...

El desayuno los encontró en silencio y volvieron a mirarse. Francisca alzó su vaso de jugo de naranjas como una niña feliz:
—Por este amanecer en el cielo sobre el océano volando contigo. Pero se arrepintió en seguida de haberlo dicho.

Las costas de África empezaban a deletrearse en el mapa y muy pronto hacían escala en Copenhague, donde una vikinga pálida los revisaba de arriba abajo, abría maletas, registraba cuerpos en busca de drogas -les dijo- como que venían de América Latina llenos de otras costumbres.
—Tranquila, le dijo Maximiliano. Siempre es igual. En Nueva York y en Madrid, las últimas veces ha sido lo mismo. No les gusta mi pelo largo, parece, sonrió.
—A mí sí, me encanta, pensó mirandola arrobada.

Libres del escrutinio se dirigieron a la puerta desde donde saldrían para el último tramo a Estocolmo y tuvieron que caminar cerca de un kilómetro entre bárbaros rubios y tiendas abiertas. Francisca, vestida de negro, suspiraba, en tanto su pelo rojo hacía más evidente la palidez que traía consigo desde que nació y le marcaba oscuras las ojeras de la mala noche.

Se vieron, ahora, a merced de una turbulencia que arremetía y el avión se sacudía en medio de la borrasca con todos los pasajeros en silencio amarrados a sus asientos. Maximiliano le aseguró que el piloto jugaba en el aire y mostraba sus destrezas, cosa que ella quiso creer sin dudar un ápice.

Llegaron con dos horas de atraso. Los organizadores del Congreso esperaban impacientes. Estaba también Sun, la escritora sueca a quien Francisca había conocido años antes. Aunque breve el tiempo que compartieron en Chile, fue suficiente para generar una relación profunda, “como una amistad a primera vista” -se habían dicho al despedirse en Santiago prometiéndose volver a encontrarse: pero esta vez será en mi país, había profetizado.

Después del desborde natural en las demostraciones de afecto entre amigas que no se han visto en mucho tiempo, y sin embargo, están al tanto una de la otra por las cantidades de cartas que han ido y vuelto de un continente al otro con todos los detalles de las respectivas vidas, salieron abrazadas del aeropuerto, se acomodaron en el auto que transportaría al grupo y tomaron la carretera iluminada en medio de la noche. Primero dejarían a Maximiliano en la residencia de la Sociedad de Escritores en Drödningatan: “y luego tú, Francisca, te quedarás en mi departamento. Debo estar mañana en Dinamarca..., un premio por mi última novela. Vuelvo la próxima semana”.
—Maximiliano apretó el brazo de Francisca y murmuró en su oído:
—Quiero estar contigo. Aquí o allá. Pero juntos.

Con el lenguaje de señas que hace cómplices a las amigas, Francisca le señaló a Sun que quería quedarse con Maximiliano. Entonces la amiga, buena entendedora, aclaró que si Maximiliano quería, podía quedarse con Francisca. Claro que tendría que dormir en el sofá, señaló riendo la bella amiga sueca. Se verían al regreso.
—Aquí están las llaves, buenas noches, en inglés, francés, italiano, alemán y griego, mientras abría bien sus ojos celeste escandinavo y hacía señas de cejas hacia arriba.

Al entrar al departamento en el segundo piso, encontraron sobre la mesa de la cocina una bolsa de papel que contenía todos los ingredientes necesarios para empezar el día con el mejor de los desayunos, junto a una nota que decía: “Bienvenida a mi tierra, querida Francisca” y próximo a la firma, el dibujo de un sol gigantesco y risueño. En el refrigerador la esperaba el premio, una botella de vino blanco.

Maximiliano destapó la botella después de haber buceado por todos los cajones hasta encontrar con qué hacerlo y sirvió hasta la mitad la copa que se helaba junto al vino en el refrigerador-
—Por ti, hermosa, -le dijo-. Bebamos juntos porque trae suerte -agregó-. Y la vamos a necesitar, creo.

El primer brindis fue en el pasillo. Maximiliano encontró entre los discos uno de Tracy Chapman y lo dejó girar: if not now, then when, y la apretaba contra su cuerpo bajo la tenue luz. Apoyaba su cabeza en el pecho de Maximiliano y se dejaba atrapar en ese baile que duraba lo mismo que la eternidad. Interrumpían su abrazo, de tanto en tanto, para volver al disco que girara de principio a fin, y nivelar, como decía Maximiliano, las copas. Sentados en un diván, uno muy cerca del otro, apoyados contra la muralla, Maximiliano le contaba historias de viajes y gentes. Francisca escuchaba en silencio, quería grabarse a este hombre en su memoria y en la piel. Deseaba seguir oyendo esa voz que la perdería para siempre, seducida en el laberinto donde estaba atrapada. Maximiliano, tela de araña, y ella, larva de mariposa. Maximiliano de los ojos inmensos. Este amor que bailando, jugando, mirándola, venía a interrumpirle la vida.
—¿Sabes que me gustaría hacer ahora? -musitó Maximiliano cerca del amanecer, después de abrir una botella de whisky que traía en la maleta.
—No, pero quisiera saberlo.
—Emborracharme con tus besos.
—Hazlo, entonces, ronroneó Francisca y se miró ya dibujada, completamente azul en los ojos intensos.

Sus movimientos se habían puesto lentos cuando se acercó y puso su boca entre los labios entreabiertos de Francisca. Suavemente se iban reconociendo, las bocas, la textura, los sabores, hasta que las lenguas no quisieron perderse parte de la fiesta, los ojos abiertos, para que ningún detalle escapara al recuerdo. Olores entremezclándose, mejillas, labios, quejidos, palabras a media voz y las manos encargándose de la ocupación de los cuerpos.

Maximiliano rastreó debajo de la blusa de Francisca hasta encontrar sus pechos que habían despertado al primer contacto de las bocas y ella lo acariciaba debajo de la polera hasta que ya no pudo más y dejó que las manos siguieran la orden omnipotente, que emanaba desde el epicentro de su hipotálamo, pareco outra mulhier, pareco, hasta alcanzar las caderas de Maximiliano y apretarlas con fuerza, antes de iniciar el recorrido de su mano tibia por dentro del pantalón.
—Vamos -dijo él, mientras la tomaba del hombro. Ella volvió a mirarse en esos espejos de mar pacífico y furioso donde todo ocurría al mismo tiempo: ellos, la música, el avión, la lejanía, el vino blanco y el tiempo por delante.
—Vamos. Estaba segura, mientras breves mordiscos en sus orejas ardientes arrastraban la voz de Maximiliano, que celebraba ese camino de lunares que ella tenía en el cuelo.
—Era la señal para que yo pudiera reconocerte -dijo, y la llevó en brazos, novia mía, al dormitorio donde se despojó de su polera y la dejó caer sobre la alfombra, ay, ese olor de ropa tirada al suelo, y su boca conteniendo los besos para no ahogarla ni desarmarla, porque estaba deseando comérsela viva, egoísta, no le dejaría ni un pedazo.

Como pétalos, rosa deshojada, margaritas, me quiere mucho, poquito, nada, iban cayendo las ropas una a una: tu pantalón, el mío, qué linda eres, lindo tú, me gustas, tú también.

Al ritmo del amor Francisca supo que Maximiliano era el hombre con quien había soñado la vida entera. Deseó quedarse así para siempre, morir ahí en esa dulce agonía, que cayeran los aviones de ahora en adelante, el universo explotara, las aguas se expandieran por todo el planeta o una lluvia de sangre y meteoritos pusieran fin a la historia.

Tendidos sobre la cama, se mordían los labios, despacito, se memorizaban, con la lengua, las manos enloquecidas. Entonces Maximiliano la sujetó firme y buscó el camino para internarse por los desfiladeros de ese cuerpo que empezaba a desear como nunca nada en el mundo. Tanteando en las sombras, la recorrió de cima en sima, se perdió en sus abismos, navegó con su alma todas las mareas, tocó la luna en el centro de la tierra y vio estallar el sol en cientos de fragmentos diminutos que los eclipsaron durante los últimos segundos. Llorando, se entregaron uno a uno los aromas que guardaban, los perfumes húmedos de los bosques del sur, fragancias con sonidos de raíces profundas y maderas ácidas y plantas verdes y gemidos.

Desnudos se daban vueltas sobre la cama inmensa como si nunca antes nunca después. Durante las breves pausas que el amor les permitía, cumplían con el inveterado rito de encender un cigarrillo y beber del vaso junto al cenicero en el velador. Sintió ese cuerpo familiar y cotidiano hasta que el cansancio les cerró los ojos. Durmieron abrazados, porque ninguno quería que el otro se perdiera durante el sueño o partiera a algún lugar donde no pudieran encontrarse.

Ya se iniciaban las actividades y tuvieron que repartirse entre lecturas, entrevistas y cocteles. Desde la primera conferencia que dieron juntos se buscaron con los ojos donde quiera que estuvieran, fulminados por la ansiedad de abrazarse, de atarse uno al cuerpo del otro, y la noche era el único horizonte, absorbidos por el deseo de un corazón común reclamando desesperado las mínimas separaciones, hasta que se les hizo evidente que no querían nada más que el cuerpo del otro, el amor del otro, los aromas y sabores del otro, porque estaban atrapados en el torbellino de esa ciudad que descubrieron juntos bajo el cielo azul y luminoso de los primeros días cuando, mapa en mano, se aventuraron por las callejuelas de Gammla Stan, el barrio más antiguo de Estocolmo, y frente al palacio de los reyes se juraron amor para toda la vida. Esa ciudad cuyo cielo se volvió gris y taciturno, triste como ellos, la última mañana cuando salieron del subterráneo en T. Centralen.

Caminaban de la mano, riendo bajo las hojas doradas; el otoño en todo su esplendor los veía volver al pequeño departamento cuando bajaban del tunnelbana en la estación de Mariatorget. ¿O sería Zinkelsdamm?

El sábado en la mañana pasarían a buscarlos para en encuentro en Uppsala con los poetas jóvenes; visitarían la iglesia y otras maravillas de la arquitectura para terminar con una fiesta de despedida. Pero tomaron la decisión de no ir a ninguna parte para iniciar su propia ceremonia de interior. Regresarían el lunes a Santiago. De rodillas a tus pies, perdida a te adorar, até que me encontrei perdida.

La pasión que los alimentaba en este amor imprevisible no les daba tregua y no los vencería. Bailaban, reían, se miraban. Cómo se hundían uno en el otro. Tracy Chapman que les había allanado el camino y María Bethania que confesaba hasta el pecado original.

Y seguían buscándose aun cuando caían extenuados en el refugio de las sábanas. Nadie sabe todo lo que se amaban, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando, cantando, Horacio, la Maga, llegando al final de su tiempo, esa cosa que se llama tiempo y que es como un bicho que anda y anda.
—¿Qué vamos a hacer ahora?

Fue al abordar en Río de Janeiro para el último tramo a Santiago cuando Francisca empezó a llorar y no cesó, no hubo caso, durante las tres horas y media que siguieron. Maximiliano le pasaba pedazos de papel enrollado, sin lágrimas, mi amor, si ya te has vuelto inolvidable. ¡Qué iba a decirle a Carolina que estaría esperándola, me lo tienes que contar todo, quiero de-ta-lles, ya estaba oyéndola. Deseó que todo terminara ahí, que el avión se hiciera añicos en el aire de una vez, que la muerte se los llevara juntos: vir a vencer-me nao vences porque vencida estou eu.
—Se ruega a los pasajeros acomodar el respaldo de sus asientos, asegurar las bandejas y abrochar sus cinturones.

El avión se sacudía sobre la cordillera. Francisca quiso mirarse en los ojos de Maximiliano cuando le tomaba la mano con fuerza, y le decía, tratando de sonreír, que ahora no tenía miedo, que nunca más tendría miedo. Aunque ya no estaba en su mirada ni se reflejó como antes, pudo darse cuenta del momento exacto en que empezaba a desaparecer de las pupilas de Maximiliano.
Estocolmo, Suecia, octubre, 1989. Departamento de Stig Björkman, cineasta.
En la fotografía aparecen: Diego Maquieira, Teresa Calderón y Carlos Geywitz.


De Vida de Perras, Ed. Alfaguara, 2000.

103 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso, doctora, creo que ahora podríamos resolver casos de amor imposible... ¿abro la consulta?

Anónimo dijo...

Sí Eloísa, tiene usted toda la razón.

Ahora empezamos con el
Consultorio Seximental de la doctora Therese Master en Corazones rotos o a a punto de hacerse añicos.

Sugiero, queridos amigos y amigas, que comiencen las consultas.

¡Se abre la consulta!

Anónimo dijo...

(Se sienta y espera que la secretaria le pregunte por su ISAPRE, pero Eloísa la reconoce y le da preferencia sin decir una sola palabra)

¿Verdad que no le importa que no tenga FONASA?
Sucede que soy indigente y...

Anónimo dijo...

¿esta es gratis también ? ¿qué problemas dice que trata?

Anónimo dijo...

(con un nudo en la garganta)
¡Qué pena tan grande que haya caído el telón en el Reyno de Lear!

Pero así es la vida y todo lo comienza, termina; está en su naturaleza esencial:

Sirva de aviso,
sirva de aviso,
sirva de aviso...

En fin, creo que ahora tendremos muchos pacientes que vendrán desde las tierras de Lear. ¿No le parece a usted, Eloísa? ¿Eloísa? ¡Eloísa!
¡Eloíiiiiiiiiiiiiisa!

Anónimo dijo...

doctora , tengo un problema , soy muy enamoradizo pero todas se creen que me acerco a ellas por interés , por su dinero o por su posición . no sé como evitarlo . por cierto ¿ cómo le va la consulta? ¿tiene muchos clientes ? ¿subirá pronto los precios? ¿ qué hace esta noche? ¿le gustaría invitarme a cenar?

Anónimo dijo...

...jajajajajaj... creo que este paciente es argentino, doctora... ¿se atreverá usted a atenderlo?

Anónimo dijo...

doctora ¿podría recomendarme una peluquera?

Anónimo dijo...

Al parecer el personaje Anónimo tiene razón, y el Infante de Mondragón debe ser argentino sin duda alguna.

Yo tengo cierto conocimiento del asunto, y una amiga mía también lo sabe muy bien, por eso creo que ella es el anónimo.

¿Te acuerdas, Anónima, que siempre los caballeros desaparecían a la hora de pagar las cuentas?

Y siempre que salíamos, preguntaban si teníamos algunos "morlacos" para la nafta, decían por dinerto para la bencina...

¡Nafta tu abuela, que nos salieron caros esos sinvergüenzas!...

Bah, pero eso es pasado y pasado que se quede.

Vamos al Infante de Mondragón:
Yo pienso que todas esas mujeres están muy equivocadas... deberían sentirse agradecidas de que usted se fije en ellas, y eso, por cierto, cuesta algún dinerillo.

No cualquiera tiene al Infante de Mondragón en su currículum, de manera que hay que INVERTIR en goyas, perdón quise decir joyas auténticas como es usted.

Ahora yendo al grano de su pregunta: yo atiendo por amor al arte y mi deseo es de servicio público.

Sin embargo, yo tengo mucho dinero, MUCHO, y me encantaría gastar algunas sumas alzadas con personas como usted en beneficio mutuo.

Y por ciero, si usted tiene a bien, yo lo invitaría esta noche, y todas las noches, a cenar cada día en un restorán diferente de comidas típicas de cada país del mundo.

Nos faltará el tiempo. Yo salgo de mi consulta a las 18:15 y después mi vida corre hacia donde los vientos me lleven.

Usted comprenderá, debo conocer a mucha gente para poder entender las razones del corazón humano, que como usted bien lo sabrá, son razones que la razón ignora.

Una pregunta: ¿Le gustan los regalos?

Sucede que a mí me fascina hacerle regalos a hombres como usted, máxime se se trata de un infante de Mondragón, ni más ni menos.

Usted dirá.

Y a todas las otras, esas mujeres que creen que usted es interesado, puede ir mandándolas a buena parte... Ellas no se merecen su compañía ni su amistad. Yo sí.

Atentamente
Doctora Therese

Anónimo dijo...

Mi estimado Sanson, más bien Sonso, sonsón, será, que anda dejando cortarse el pelo por una tontorrona (Da)lila infame.

Yo le recomiendo que se haga rastafari y haga prohibir todo tipo de objetos corto punzantes en su hogar, porque ahora parece que la manda es ella...

Pero espérese que le crezca el pelo... Con un poquito de paciencia, todo crece, usted lo sabe ¿O me equivoco?

Sé que no me equivoco, pero es parte del protocolo hacer preguntas al paciente para que se sienta tomado en cuenta.

Atentamente
Doctora Therese

Anónimo dijo...

dirijiéndose a unos amigos ,nobles como él .

encontré una doctora inteligentísima . ella sí que comprende nuestra problemática y .... además no nos cobra ( bueno,de todas formas nosotros nunca pagamos pero es que ésta ni lo intenta ) dijo no se qué de servicios nobiliarios. tengo cita esta misma tarde .

Anónimo dijo...

el infante hace llegar a la doctora la siguiente nota

eminentísima profesora terese : encantado acepto la invitación que me hizo llegar a través de su eficiente y simpática secretaria Eloisa . Será un placer para mí compartir cena con usted esta y sucesivas noches .Considero que es importante que una especialista en el corazón y la mente humana llegue a conocer en profundidad la problemática psicológica de la mentalidad nobiliaria . A su nombre reservé una mesa para dos en Maxims (3, rue Royale.75008 . Paris)http://www.maxims-de-paris.com/p2us.htm
tengo averiado el automovil y dí permiso al chofer, así que , si no tiene usted inconveniente , podría recogerme sobre las ocho en mi hotel . siempre suyo . EIM ( infante de Mondragón , grande de españa , caballero esmaltado)

Anónimo dijo...

p.d no suelo aceptar regalos directamente pero no tendría inconveniente alguno en que los envíe a mi fundación benéfica : Fundación Infantes de Mondragón .Gran Casino de Montecarlo .Place du Casino, Monte Carlo, MC 98000. siempre suyo . EIM

Lila dijo...

Esto comienza a preocuparme. La doctora va a gastarse todo el dinero ¡y después no tendrá un veinte para llevarme al casino de La Serena!

Anónimo dijo...

¡Eloíiiiiiiiiiisa...!

Vamos a atender rapidito esta tarde, ya que tipín ocho pasaré a buscar al Infante de Mondragón, de aquí en adelante EIM, a su hotel.

Pídame la limusina de siempre, Eloísa, que la cena será en el Maxims y no vamos a llegar en mi Porche, usted comprenderá, qué rotería, si estoy saliendo con un noble.

-Ay, Doctora, ya vamos a empezar de nuevo... Y le apuesto a que usted va a pagar la cuenta y todo lo que se le ocurra de viajes por el mundo al noble ese que usted dice... Mire doctora, yo le voy a hablar bien claro, claro, como el agua clara, porque después del numerito que se mandó con ese argentino al que yo tenía que hacerle depósitos en euros, de parte suya, todos los meses, incluso más de tres años después de que ya habían terminado su amorío, yo decidí que si esto volvía a pasar, ya no trabajaba más con usted.

-¿Qué te pasa, Eloísa?, estás muerta de envidia, mírate en el espejo, tienes la piel verde, verde limón, agria, mujer ácida.
Son los celos que te comen viva porque no puedes verme feliz con un hombre... eso es lo que pasa, traidora, bruja, malvada.

-Doctora, usted sabe que yo soy más fiel que una fotografía y jamás la traicionaré, ni menos voy a sentir celos de que usted sea feliz. Pero yo creo que este señor ya empezó mal, porque...

-Perdona que te interrumpa, linda, pero para mí, empezó regio; empezó contándome su problema. Dijo que todas las mujeres a las que él se les acercaba creían que él lo hacía por su dinero y por trepador. Entonces mi forma de ayudarlo a solucionar sus conflictos es precisamente demostrándole que a mí no me importa que él quiera acercarse a mí por mi dinero, que entre paréntesis, alcanza para los dos y tres y cuatro también...

-Pero, doctora, ve que ya se puso a disfariar... si está igualita a ese tiempo de los argentinos, con esa amiga suya de la que también se aprovecharon esos sinvergüenzas y harta plata que les sacaron. ¿Se acuerda cuando las dos lloraban porque el caballero argentino, que de caballero solo tenía su caballo, les había robado las joyas heredadas de la familia de la suegra de su amiga... creo que lloraban por una cadena con un aguamarina, que venía en herencia desde los antepasados de un tal tío Paulino... ¿Se acuerda, doctora?

-Mira, Eloísa, no te aguando más impertinencias. Y que te quede claro que no se dice "disfariar", se dice "desvariar", porque viene de desvarío. Eso por una parte.
Segundo, qué pasaría si la próxima semana te incluyo a ti al convite, porque este infante tendrá otros amigos nobles que podrán hacerte compañía, total, como siempre, yo pago, Eloísa, tú sabes, amiga mía... porque para mí, tú eres mucho más que mi secretaria y eso yo sé que lo tienes bien clarito. ¿Cierto?

-Cierto, doctora, ¿A qué hora le pido la limusina?

Anónimo dijo...

Mi querido EIM debo decirle que es un agrado poder salir con usted esta noche y las sucesivas. Es más, me seduce muchísimo que sea usted quien tome las decisiones importantes, como elegir el lugar, la hora, las condiciones, etc... eso es muy masculino, tanto tanto, que no le digo.

En fin, el Maxims me parece perfecto... Estuve allí hace varios años y mi experiencia no fue del todo grata, de manera que me gustaría tanto ponerle un recuerdo encima que tape ese otro para siempre. Por eso nuevamente felicito esta azarosa elección del lugar de nuestra primera cita.

Los detalles de mis aportes a su Fundación Gran Casino de Montecarlo, la encuentro una solución estupenda, para que no vaya a creer alguien que a usted le interesa el dinero.
Pero eso lo podríamos conversar durante la cena. O en el baile... me imagino que usted ya pensó en la velada bailable. Sí, seguro que sí.
Bien, me preocupa un tanto, eso sí, que se trate de un casino, no por mí, sino por una amiga, muy buena amiga mía, que estuvo la noche aquella que le cuento, que quiero borrar, en París. Sucedió que en medio de la cena ella abandonó el Maxims con uno de los amigos que nos acompañaban -eran argentinos y los habíamos conocido precisamente en Montecarlo-. Ella es adicta al casino, y él la seguía como una sombra. Esa noche fatal, la última que los vimos, perdieron todo, todo, todo... Ella, me consta, perdió mucho más que él, porque él desapareció para siempre, capaz que se haya elevado, porque este último tiempo he visto cantidades de gente que se eleva o levita o se va al cielo en cuerpo y alma... bueno, estas cosas de mis pacientes, en fin, que no tiene ningún interés para usted. Pero como le decía, ella no sólo perdió su dinero, perdió su casa, su marido, ay, querido Infante de Mondragón, perdió el habla, y eso usted sabe lo importante que es, psicoanalíticamente hablando... El habla, la voz, la expresión es una gran metáfora de otros contenidos inconscientes traumáticos... pero dejemos la conversa para la cena.

A las ocho en punto, estaré en su puerta. La limusina es blanca y el chofer, lo irá a buscar al lobby de su hotel.

Hasta pronto, mi querido EIM.
Doctora Therese

Anónimo dijo...

Eloísa, haga pasar a esta niñita, la Cenicienta, pobre muchachita, tanto drama que tengo que ver cada día...

-Hola, chiquitita, pasa, siéntate ahí. Cuéntame.

-Doctora, lo que pasa es que yo hace tiempo que estoy sufriendo mucho por culpa de mis malvadas madrastra y hermanastras y...

-Perdona que te interrumpa, chiquitita, pero ¿ya te invitaron al baile, ya perdiste la zapatilla de cristal, y todo esa cháchara?

-Doctora, no sé de qué me habla, yo sufro mucho porque me tienen en la cocina, fregando ollas, barriendo, puliendo la platería y...

-Mira, Cenicienta, tu futuro va a cambiar muy pronto y yo te voy a ayudar.

-O sea que usted es mi hada madrina, esa que varias personas a las que les he contado mis tristezas me dicen... que espere, que ya va a llegar mi hada madrina y me va resolver todo con su varita mágica... ay, eso sería tan bueno si fuera verdad.

-Mira, Cenicienta, dos cosas, una es que yo no soy hada madrina de nadie, y segundo es que eso de la varita mágica no te lo va dar el hada madrina, sino algún señor que vas a conocer por ahí y que además será un príncipe, mira la suerte que tienes, es cosa de esperar su llegada nada más, pero de que va a llegar, va a llegar.

-Gracias Doctora, me voy tan aliviada.

-Esa es la idea, niña, de a poco te vas a ir aprendiendo todos los cuentos que hay, porque la gama no es muy amplia, los caballeros, señores y príncipes tienen un repertorio poco variado de cuentos, el problema está en nosotras, que caemos muchas veces en las mismas trampas.
Vuelve si necesitas algo más.
Ahora anda tranquilita.

-Gracias, muchas gracias doctora, usted es como medio mágica.

-Sí, niña, un poquito de eso hay.

mentecato dijo...

Paso, turulato e insomne, a dejarte un abrazo.

Anónimo dijo...

a las ocho en punto la enorme limusina blanca se para frente a la puerta del Ritz en la Plaza Vendome http://www.ritzparis.com/home_ritz/home_ritz.asp?show_all=1
el infante español ataviado con la clásica capa espera en el hall. un mayordomo avisa : la doctora llegó . solícito se acerca y con una reverenacia ( quizás exagerada) le vesa la mano . a sus piés doctora había oido hablar tanto y tan bien de usted . segurá que esta será una noche inolvidable . entra en el coche. el mayordomo cierra la puerta . el infante dirigiendose al chofer . vamos , adelante.

Anónimo dijo...

a las ocho en punto la enorme limusina blanca se para frente a la puerta del Ritz en la Plaza Vendome http://www.ritzparis.com/home_ritz/home_ritz.asp?show_all=1
el infante español ataviado con la clásica capa espera en el hall. un mayordomo avisa : la doctora llegó . solícito se acerca y con una reverenacia ( quizás exagerada) le vesa la mano . a sus piés doctora había oido hablar tanto y tan bien de usted . segurá que esta será una noche inolvidable . entra en el coche. el mayordomo cierra la puerta . el infante dirigiendose al chofer . vamos , adelante.

Anónimo dijo...

(Después de recorrer los diferentes espacios en la dirección señalada y leer detenidamente las vistas célebres que han visitado el lugar:
http://www.ritzparis.com/home_ritz/home_ritz.asp?show_all=1)

Seguro que este noble debe ser un viejo que está vendado entero como una momia para no deshacerse, para no hacerse polvo de un estornudo
y fresco más encima... ahora, además la doctora va a aparecer en esa lista y la consulta va a subir los precios al cielo.
Y yo que tengo tantos problemas sentimentales, veo volar mi oportunidad de convertirme en una mujer que despierte pasiones y amores a primera vista con los consejos de esta especialista tan experimentada...
¡¡¡¡Por qué a mí!!!

La odio, ojalá que los ratones le hayan comido el abigo de visón y cuando vay a lavarse las manos al baño se le caigan los anillos de diamantes por el asqueroso agujero del lavatorio... puaf, que asco me da acordarme de esos hoyos negros que se tragan toda la mugre del universo... los odio también
(Le sobreviene una náusea espantosa)

Los odio a todos, a todos y más a ese infante que se va a llevar a la doctora....

(los espasmos de la náusea no la dejan continuar)

Anónimo dijo...

Pero por Dios qué odio tiene en el alma esta señora...!

Eloíiiiiiiiiiiiisaaaaaaaaaaaaaaa!

Atención de URGENCIA

Dele hora para esta tarde, porque durante la mañana tengo que reponerme del impacto de salir con un noble de alta cuna.
¿Cuándo se ha visto eso por estas tierras, si llegaban puros italianos mentirosos hasta con inscripciones compradas, se da cuenta, Eloísa. compradas...?

Pero este Infante EIM, viene de España, la madre patria, nuestros conquistadores, Eloísa, querida...

¿No me estaré convirtiendo en Malinche, o habrá alguna entre mis antepasados que me está activando la memoria genética?

HORROR, tendré que pedir una hora extra con mi psicoanlaista.

Anónimo dijo...

eloisa, ¡qué bello nombre! seguramente usted es una mujer que mira al futuro y no al pasado y no se deja seducir por viejos nobles sin carteras y puro blasón, sino es comprado incluso. ud, señorita, ¿no querría salir esta noche aprovechando la ausencia de la doctora con mi modesta pero adinerada persona?. soy moreno, mido 1.80, ojos verde esmeralda, y tengo una constructora. me llamo manolo. me encanta hablar de edificios. edificios por ahí y por acá. voy a tapar esta ciudad de edificios. y no de cualquier tipo, eloísa. (sólo de nombrarla, tiemblo, bella flor de loto, traquila y aromatizada como una hermosa recepción). eloísa, a las ocho, si usted me acepta, tengo un edificio completo para los dos, 3 habitaciones por piso y 28 pisos. usted puede elegir... todos con camas con dosel y frigobar. si las de abajo o las de arriba. ¿no me defraudará, no Eloise, como esa canción que me recuerda mi alocada juventud? ahora prefiero a frank, "a mi manera".

Anónimo dijo...

Mei, una viene por penas del corazón y la eján tirá como bola guacha, por las lindas de la Otora y la Cocinera, perdón la secre, saaaaa, andan puro picaninado gueyes, no digo yo. Ya me dej´ó plantá la delas manchas ya aora esta el curazón. mejor me guervo pal sure, pa San Rosendo y me hago una agüita e llantén.

Gonzalo Contreras dijo...

Yo venía a pedir hora... pero, creo que volveré más tarde.

Anónimo dijo...

(Entra con minifalda azul y delantal de raso blanco) Uf, Srta. Eloísa, no sabe cómo trabajé hoy. ¡Como Cenicenta! Tuve que barrer y sacar el polvo de los candelabros de plata de un tan Infante de no se dónde... ¿y sabe de qué me enteré? Supiera usted. Cuando tenía que pagarme me guiñó un ojo y me dijo, ven mañana, ricurita, y hablaba igualito al Amaro ese de la tele que se llama, y te pago en Euros porque hoy día me traigo a una tía que es doctora y me la follo, pero que vieras... y a mí me dio una rabia y le dije, usted oiga, qué Infante, cafichón será, y el tipo que me da un agarrón y yo le mando con la escoba.... no sé qué va a hacer para cubrirse el moretón que le dejé... si para sinvergüenzas no faltan... y se hacen pasar por españoles o argentinos. Pero yo soy la Cenicienta y harto duras que las he visto. Así que le mostre esta misma (Muestra por entre el colaless un órgano que por pudor se calla)y le dije: a ver si soy tan hombrecito... y ¿quiere que le diga?... por más que trato y trató... cacho 'e paragua el Amaro o Infante ese.

Anónimo dijo...

Miren, qué alegría verlo por aquí poeta Gonzalo Contreras.

¿Y cuál sería la consulta que deseaba hacerme?

En todo caso, yo que bien lo conozco, debo decirle que:
el que sabe, sabe.
Y usted sabe por qué se lo digo.

Sé de fuentes responsables que usted ha sufrido muchas penas de amor en distintas latitudes del orbe et urbi...
Déjeme su pregunta que le responderé sin dilación.

Anónimo dijo...

(Se produce el encuentro de la doctora Therese con EIM. Ella lo mira y descubre de inmediato de que se trata de un noble de abolengo: sus finas maneras, su elegantísima ropa... y esos ojos tan intensos que casi, casi, casi, la desnudan de arriba a abajo, sobre todo abajo.
¡Cómo se nota la alcurnia y la cuna de oro!, piensa mirándolo sonriente.)

-Ha esperado mucho rato, mi querido Infante, mire que me anduve atrasando un poquitín... mis pacientes, por cierto.
Usted sabe, hace dos días que tenía llorando a esta niñita Cenicienta, así es que tuve que atenderla antes de salir a encontrarme con usted, por eso vine así, casi sin arreglarme... Pero, en fin, son gajes del oficio, usted comprenderá. ¿Me veo muy desarreglada, mi ropa, mi pelo, qué le parece, Infante?

/.../

(media mentira la de la doctora, porque atendió rapidito a Cenicienta, y partió a hacerse los pies, depilación completa, las manos, las uñas a la francesa, y una coquetas florecitas diminutas en un dedo de cada mano y le pidió a Eloísa que atendiera algunos casos menos graves que ni siquiera han aparecido aquí, porque fueron consultas telefónicas. Eloísa está acostumbrada a hacerse pasar por la doctora... es historia antigua).

(El acotador indica:
Ahora quedarán los espacios para que conteste más tarde el Infante.
Los espacios que ameriten respuesta quedarán señalados de la siguiente manera /.../
Ya señalada la sigla puede proseguir, doctora, aunque eso debí anunciarlo antes... tendré más cuidado, piensa el acotador)

-Y bien Infante, ahora cuénteme de usted.
(dice mientras él ya ha descorchado la botella de champagne francés que ha tomado del minibar, lo cual hace notar su experticia en limusinas y atenciones a las damas. Sirve dos copas hasta la mitad y le ofrece una con tal sonrisa que le deja a la vista sus perfectos y pulidísimos dientes)

-Gracias infante... qué atento...
Salud, entonces (y levanta la copa para hacerla chocar levemente contra la de él. Suena el cristal como verdadero cristal que es: click. Él la mira a los ojos, la atraviesa con su mirada. Ella se pone un poco tensa y dice, simulando tranquilidad y dominio de la stuación)
-Si es verdad, hay que mirarse a los ojos para que nos traiga suerte.
¡Salud, de nuevo!

/.../

(El auto transita lentamente rumbo al Maxim´s)

/.../

Anónimo dijo...

..... es usted una mujer elegantísima, doctora y muy bella. no son necesarios en su caso restauraciones ni arreglos , deje usted esas cosas para las otras . esa inteligencia suya en cada palabra , en cada gesto . esas cartas . esa cartera ....


..... salud , por esta noche . (abre otra botella de champagne y sirve las dos copas) .......


..... que suerte ,doctora ,haberla encontrado. ya le conté . parece usted tan comprensiva y , ya se lo dije, tan inteligente . enseguida ha comprendido el problema . es que en estos tiempos horribles se nos comprende tan poco y se nos critica tanto . es preciso que gente como usted , tan inteligentísima y sabia ya lo dije , explique al mundo las peculiaridades únicas de la psique nobiliaria , nuestra aversión al trabajo , nuestra dependencia de un servicio cada vez más escaso y esquivo ( ya habrá oido hablar de esa chica o lo que sea, cenicienta) en fin tanta desgracia

Anónimo dijo...

-¡Salud por esta noche!... y por todas las que vienen, mi querido Infante.
¡Ay, y sus palabras... tanta nobleza en ellas...!

(la doctora se ha tomado varias copas y con el estómago vacío, le viene un leve mareo)

-¿No siente, usted, un poco de calor y necesidad de aire puro?

(ella toma el auricular y le dice al chofer que abra un poco las ventanillas. El chofer responde que el aire acondicionado está funcionando bien...

-¡Pues que las abra, le dije...! (casi grita. Ahora mirando al infante, dulcifica la voz) estos choferes con tanto tiempo de trabajar con una, de pronto se sienten con derecho a llegar y dar opiniones, y yo no le pedí su opinión ¿verdad mi querido Infante?

(EIM ha bebido menos que ella, se cuida... y se preocupa de llenarle la copa a cada rato a la doctora. La doctora bebe como cosaca cuando está con un hombre que le gusta... y este, vaya que le gusta, tanto como el champagne).

-Yo no tengo costumbre de beber, Infante, por eso tal vez me he sentido mareada. ¿No tendrá una rotura la copa por donde se está cayendo mi brebaje de los dioses?

(la leve brisa de la noche parisina la hace sentir mejor)

-Sí, pues, mon enfant, como le contaba, esta chiquita Cenicienta, tantos problemas... y además me dejó un mensaje diciendo que había tenido un problema cuando fue a aser la casa de un infante que le trató groseramente... Tendré que conversar con ella para que me explique bien, porque de pronto el lenguaje que usaba el infante según reproducción textual Cenicienta, no era muy educado, más bien parecía el lenguaje que suele verse o leerse en esos libros de la colección rosada, sonrisa vertical, creo que se llama, o pero aún, esas horrorosas traducciones que han hecho en español de los cuentos de un escritor muy degenerado, norteamericano... no, no lo lea, no vale la pena, es lectura de... bueno yo no soy crítico-literaria, pero... Bucowsky, lo ubica usted, pero como le digo, no vale la pena ni siquiera en su idioma original.

¡Pero si ya estamos llegando!

Anónimo dijo...

La doctora Therese no tiene remedio, cómo se le ocurre mostrar la hilacha en la primera cita, tomándose casi botella y media de champagne en la limunisina...

El Infante caradura, la va a dejar antes que cante el gallo.

Anónimo dijo...

NO, MIENTRAS LE QUEDE DINERO ELLA, EL INFANTE NO SE MOVERA DE SU LADO.

Anónimo dijo...

Querido Mentecato, qué gusto me da verlo por aquí, aunque sea insomne y turlato... como dice usted que anda, pero cuénteme, qué consulta tiene usted para la doctora Therese. Ella anda ahora en París con el Infante de Mondragón, pero vuelve muy pronto.

Cuénteme: ¿es el trabajo excesivo o un problema de amores lo que lo anda trayendo insomne y turulato?

Cuénteme, con toda confianza, y aunque yo soy solo la secretaria también estoy al tanto de todo lo que ocurre por estos lados.

De paso, me gustaría que siguiera escribiendo más seguido, mire que la doctora y yo siempre íbamos a leerlo y le dejábamos muchos mensajes.

Aquí lo espero, mi querido Mentecato, viajero alucinado.

Atentamente se despide
Eloise (para los amigos)

Anónimo dijo...

Señor o señorita Anónimo/a, tiene toda la razón... el problema es que a ella nunca se le va a acabar el money, porque recibe anualmente sumas millonarias por su aporte a la sanación de mentes y corazones, además de su propio dinero que heredó de sus bisabuelos sicilianos... que dicen las malas lenguas que eran de la Mafia, y que ella sería tataranieta de Alfonso capone... pero como le digo, eso no me consta.

Lo que sí me consta es que tiene más dinero que la Fundación Rockefeller, la Fundación Neruda y la cuenta bancaria de estos muchachitos, como se llaman, esos que inventaron los Mac... Bueno, como le digo, la doctora tiene más dinero que todos ellos juntos.

Anónimo dijo...

Habemus infante para ratum...

Anónimo dijo...

buenos días . es para pedir cita con la doctora . somos dos argentinos, viejos conocidos de ella . hemos oido hablar de su nuevo tratamiento psicológico especial para gorrones. " invitorum" y "gratis total" y estamos muy interesados. por favor llamnnos cuanto antes .

p.d esta llamada es a cobro revertido.

Anónimo dijo...

-¡EloÍIIIIIIIIIIIIA, me va a dar, me va a dar, ponme la inyección, me, va a dar, me dio.......

(la doctora que se había levantado muy temprano para visitar su consulta antes de partir de viaje, se encuentra con el mensaje dejado en la contestadora.
Ha empezado a convulsionar igual que en Consultorio de Mentes Dolorosas del Anuario, -un cuento más abajo- cuando el degenerado del abrigo las esperaba a la salida del colegio de monjas; él, al verlas, se abría el abrigo y se reía viéndolas gritar y arrancar lo más lejos posible.
La doctora echa espuma por la boca, los ojos dados vuelta de campaña).

-Doctora, doctora, qué ha pasado. ¿Fue la noche con el infante de Mondragón que la dejó así?

Anónimo dijo...

(Al día siguiente y ya al interior de la consulta se sientan a leer unas revistas. Eloísa no se atreve a despacharlos ya que revisaron el cuaderno de citas y saben que la doctora vendrá. Leen una revista y se enteran de que la doctora habló mal de ellos ante un periodista de espectáculos,a propósito de la invasión de vedettes y donjuanes argentinos)

¡Cheeeé... qué pensás vos!, estas minas son unas mal agradecidas... ¿Y quién bailaba malambo para divertirlas ¡Yo! y quién cantaba y guitarreaba hasta el amanecer ¡Vos!
El problema de estas minas que no se conforman con nada y después abren la boca para difamarnos... es claro, ché, si no son capaces de pensar como hombres, ¡boludas!

(El sobrino)

Sí,tenés razón, eso es... y te acordás que la chica de rulos... ¿cómo se llamaba? (mmmm ya no me acuerdo) me mandaba a comprar cigarros, seguro que tenía que comprarme también para mí si no veníamos de esclavos... y después revisaba el vuelto y ponía mala cara.

(El tío)

Y la otra que no soltaba nunca la guita para la nafta, qué querés si la cordillera se la tragaba toda. No te compliqués más, Ché, pero... por qué no tirás esas sillitas al piso, hacés un fueguito mientras vuelve la doctora y tiramos un asadito.

(El sobrino)

Ché, ¿vos creés que la secretaria tendrá un vinito tinto chileno?, ¡¡¡qué buenos que son!!!!
Voy a buscar la guitarra entonces porque la espera puede ser largo...

¿Qué fue lo que le dio a la doctora?
nada, chico, es sólo la impresión de volver a vernos...

(El sobrino canta)

"Mujeres... qué habría pintado Picasso... qué habría escrito Neruda sin ellas las mujeres... mujeres"

Anónimo dijo...

recibí mensaje . deseo descanse. vuelva pronto . cuidado amiga casino . no derroche . guarde fondos para labor benéfica Fundacion Infantes.


p.d: perdone . se pagan por palabras. no pude hoy cobro revertido

saludos

Anónimo dijo...

me he enterado, eloise, no le importa que pronuncie su evocador nombre en frances, la lengua creda para el amor. veo que la doctora fue a montecarlo o las vegas, y que como siempre la doctora lleva la delantera. pero es a nosotros a quien quiero referirme. le escribo desde el cairo, donde he venido a sembrar casas en el desierto, casas como la esfinge, casas como las tres grandes piramides, que refulgen bajo la luna azul de la luna, en las margenes del nilo. si usted viera, elosise, el nilo. por las noches de luna, viera usted como se refractan sobre las aguas. las idas eras y las siete plagas atisban desde el pasado esperando la vida nueva. eso quiero ofrecerle, silenciosa mia, aunque tal vez su silencio me indique que no deba usar ese adverbio. pero luchare por llamrala mia, porque he sido, eloise, emprendedor, desde chaval. no naci en cuna aurea, como se suele decir, pero con mis manos y destreza he logrado una modesta fortuna que no tiene duena... que podria poner en sus suaves manos, como dadiva y una edificio en miniatura, una casa de gaudi, un jardin colgante como los de babilonia, donde pueda leerle versos de jaime gil de biedma...

p.d. perdoneme, eloise, la falta de algunos signos de puntuacion; pero estos egipcios tienen siglos de antiguedad, pero poca destreza en tecnologia. este es un computadaor de los tiemnpos de tutankamon, pero isis brilla aqui como sus ojos ultramarinos y los sarcofagos de oro iluminan mi noche.

besos de noche egipcia
suyo
manolo

Anónimo dijo...

(Llora)

Nunca en mi vida me han hablado algo tan profundo e intenso. Manolo tiene algo como la antiguedad misma del Nilo, que trae en sus aguas la poesía del pasado. Mi sensibilidad egipcia estalla y en mi mente solo oigo la voz de un Manolo imaginario. Manolo, Manolo, Manolo, la desconfianza me impedía tomarlo en serio, ahora estoy aquí dispuesta a esperar sus palabras y sus... besos de noche egipcia.

Anónimo dijo...

horror!!!!!. como la doctora no actue pronto la pobre eloisa caerá en las redes del tal manolo. y precisamente ahora que están subiendo los tipos de interés !!!!!

Anónimo dijo...

Ante tan delicada situación, la doctora hablará claramenete con Eloísa, su buena secretaria y amiga. Le pasará primero el test de Rorchard, y después le pedirá que se tienda en el diván y comience con el trabajo sicoanalítico de asociaciones libres.

Por lo que yo sé, ella tiene debilidad por los hombres que hablan bonito y le halagan la oreja. Por otra parte, sé que ella no puede resistir, sin emocionarse, una voz masculina y seductora que le recite poemas al oído. El que lo consiga, habrá de tenerla en la palma de su mano para siempre.

Entonces, como dijo el sepulturero, vamos tomando las medidas...

Temo por ella. Merece ser amada de verdad y no quiero que nadie la haga sufrir. Eloise, como la llama el caballero inmobiliario, usted y yo, querida, tenemos que hablar... y pronto.

Siempre escucho a los anónimos que hablan. Sé por experiencia, que ellos saben más por anónimos que por viejos

Anónimo dijo...

son 90-60-110

Anónimo dijo...

eloise: he repetido sus palabras mientras veo frágiles embarcaciones trazar su línea de espuma sobre la superficie esmerilada del río de los antiguos faraones. Y, a dúo imaginario, he repetido: eloíse, eloíse, eloíse. creo que nuestros caminos son como la senda de la seda que alguna vez convergerán: ahora voy donde el heredero legítimo del gran Khan, a fundarle sus ciudades invisibles. el leyó un libro donde se hablaba de las ciudades del imperio de su padre, que por extenso, no lo podía conocer; sólo debía confiar en las palabras de marco polo, quien narraba esas extrañas topografías. me ha encargado le construya una maqueta de su gran imperio, con todas las ciudades una a una y sus detalles. pero yo puedo agregar una, ya que él jamás las conocerá en su inmensa extensión. y la llamaré "eloíse": ¿le gustaría tener una ciudad en el oriente que lleve su nombre, eloíse, eloíse, eloíse? pues la tendrá, y no sólo en la maqueta, sino que yo mismo me encargaré de construirla, según sus propias señas y deseos, que tan bien me sé, y con mis propias manos.

suyo, desde alejandría,

manolo.

p.d. no se deje llevar al siniestro diván freudiano por su jefa la doctora therese. ella sólo manipula almas desesperadas. y menos escuche los consejos de ese anónimo, que todo anónimo, por anónimo, algo se trae entre manos.

Anónimo dijo...

me interesa la amistad de este tal manolo , capaz de construir ( y vender) ciudades invisibles por encargo y susurrarlas al oído de mujeres hermosas..... con tan bellas palabras.

Anónimo dijo...

Infante, no se tome la molestia en conocer tipejos como Manolo.

Seguramente es uno nuevo que se incorpora a la larga lista de mentirosos empedernidos, esos que suelen cazar bellas y dulces mariposas que se posan sobre mundos imaginarios con el solo deseo de confundirlas. Yo los conozco muy bien...

En cambio, usted, Infante, no se anda con mentiras. Sabe perfectamente como seducir a una mujer, siempre y cuando ella comprenda las costumbres de los nobles: y esa mujer soy YO, la dortora Therese, la propia.

Anónimo dijo...

Eloíse
(Piensa mientras mira el río por la ventana de la consulta)

Manolo, Manolo, ¿y cómo se fijó en mí? ¿Acaso me conoce? ¿Y por qué está dispuesto a hacerme esos regalos tan magníficos?... quizás no existe... pero me adivina el pensamiento y eso me encanta... sabe que Egipto es parte de mis antiguas fantasías y que me gustan algunas voces extranjeras... extraño... no sé qué hacer, demasiado pronto estoy en sus manos, ahora sólo espero que se acerque más y más y más.

Anónimo dijo...

eloise: sucede que yo adivino el parpadeo de sus ojos verdes que a lo lejos van marcando nuestro encuentro...

y usted, doctora therese, que practica el fatal manejo de la esperanza, cuídese de mis yambos!

manolo

Anónimo dijo...

(indignada)
A mí no me amenza nadie!!!!
Menos un especulador.

Ya te lo aviso, ya te lo aviso.

Anónimo dijo...

eloise: no le temo a la doctora therese, pero tampoco la menosprecio; el único diván al que debe dejarse llevar es al del amor, pero por favor, no piense mal de mí al decirle esto, porque si la tuviese a mi lado sólo me detendría en la contemplación de sus ojos verdes que vi hace un tiempo en un castillo perdido: no olvide, eloise, que contemplar viene de "contemplere" cuya etimología es algo así, como "mirar cn el ojo del alma". no se pierda, se lo ruego, porque sus palabras ayudan a mi existencia nómada y a mi ardua profesión, que yo llamo "sembrador de casas".

dejo un beso trémulo en sus suaves manos.

manolo

Anónimo dijo...

Manolo, identifíquese!!!!

Anónimo dijo...

mire en su archivo, doctora . fuí su paciente ¿no recuerda las machas voladoras , los peces de colores , las dunas móviles , los desiertos, en los test de Rochard ? usted me recetó : aplaque los vacíos , llene de sueños todos los lugares . fue entonces cuando empecé a sembrar casas, fue entonces también cuando conocí a Eloise y sus ojos de aguamarina . desde entonces ya no puedo dormir ni dejar de construir y vender nuevas promociones

Anónimo dijo...

estimada doctora therese :

le escribo desde el Lido donde paso unos días de descanso en el Hotel des Bains (http://www.desbains.hotelinvenice.com/) . aprovecho estos días para reflexionar y dar cortos paseos a la orilla del mar . me cuesta decírlo , pero a quién mejor que a usted que conoce todos mis secretos , tengo un momentáneo problema de liquidez . he conocido a un muchacho , Tatzio se llama . el pobre es hijo de familia numerosa y lleva un anticuado bañador enterizo que le acompleja mucho . quisiera regalarle uno nuevo e invitarle de paso a algunos helados. creo que con un par de miles de dolares bastará . ya conoce el número de cuenta de la fundación .espero rendido su respuesta .

Fortunata dijo...

Doctora me gusto la historia.
Ay!!! si aprendieramos a no decir para siempre, porque siempre no exite ....

Anónimo dijo...

eloise: la identificación dada a la doctora Therese es apócrifa. si usted se fija con detalle, el infante de mondragón (yo también he investigado), que tampoco es tal, quiere confundirla, y así, sellar para siempre lo que podría ser una hermosa y fructífera amistad espiritual. le decía, fíjese que él hace un espacio entre la puntuación y la letra sgte. muy alemental. tal vez quiera emular a auguste dupin, en la carta robada; pero ha sido insuficiente su intento de fraude identitario. ¿cómo encontó el sitio desde donde le escribo? también, elemental. basta hacer combinatorias con las palabras de mi identificación: especuladoras, inmobiliarias. tendré que perderme por ahora en el vil anonimato, dado ese infante me persigue no sé porqué oscuras razones. ahora alude a la muerte en venecia, y se enamora de un muchacho de bucles rubios, no se le torne la belleza en peste. aunque no le deseo mal alguno. eloise, cuidese de los amores egoistas, yo le ofrezco amistad, libertad e imaginación.

manolo.

Anónimo dijo...

¿therese bobary? ¿doncella therese? ¿therese de lear? ¿dra. therese, psiquiatra, supuestamente graduada en harvard? ¿therese dra. del corazón y otras yerbas? ¿dra. therese de femisse, tal vez? ¿no serán, therese, demasiadas identidades para una sola psique? ¿qué busca que no encuentra? ¡y quiere que yo me identifique! en todo caso dígale a su aliado, el infante de mondragón que no seatan lemental. y que se cide de los efebos de bucles marillos. busque doctora, busque como dupin en la carta robada y tal vez se lleve una sorpresa.

le tiende un guante

manolo

Anónimo dijo...

¿fácil, verdad, pasar por otro, doctra en este espacio maligno del ciber? ¿qiere otra falsa pista, doctora de los espejos rotos?

Anónimo dijo...

Ahora sí que no entiendo nada.
Ha colapsado el sistema operativo de mi cerebro.

Manolo no es manolo, pero es manolo.
El infante es el infante y es otro infante apócrifo que ha dado con la dirección de manolo y manolo con la del infante.

Ambos quieren el amor de alguien pero no están seguros ni siquiera de quienes son ellos mismos.

Debería haberle hecho caso a mi mamá que me decía que por ningún motivo estudiara sicología, porque lo que me faltaba de locura me lo daría el ejerecicio de mi profesión.

It´s too late
necesito a mi mamá!!!!!!!!!
mamá!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Eloíiiiiiiiiiisa!!!!

Vuelva pronto de sus vacaciones que me sobrepasan estos dementes con problemas de personalidades múltiples. Además el tal manolo que la persigue a usted me acosa mi estabilidad emocional.

Ya no puedo más... Eloíiiiiiiiiisa, por favor, vuelva luego....

Anónimo dijo...

busque por Teatinos.

Anónimo dijo...

eloiiiise

Anónimo dijo...

EIM, por favor explíqueme eso de buscar por Teatinos.

Ahhhhh, y para Tatzio y su familia, bañadores nuevos, una casa grande y una mesada de por vida al joven que le arrebató el alma a Aschenbach.

Le hago el depósito en su cuenta bancaria Fundación Infantes, por supuesto.

¿Cuándo saldremos de nuevo a divertirnos, mi querido Infante?

Eloíiiiiiiisa! ¿dónde estás, malvada?

Anónimo dijo...

INFANTE DE MONDRAGÓN: ya que aquí se libra un caballeresco combate en el ciberespacio por eloise, por la cual usted indaga y acosa mi intimidad, con gestos indebidos para un noble de su abolengo y prosapia, aunque en decadencia, para un plebeyo como yo, intachable: creo que no es buena táctica intentar plagiarme, menos con los recursos que yo le conozco: os reto a desplegar vuestras artimañas, seguir caminos por mí ya hollados, que yo rendiré culto a eloise con la palabra, y que ella eliga quién es el más digno de esa flor refinada y salvaje a la vez, y no terminemos en detectivescas peripecias, aquello que sólo a Amor compete.

a sus pies y aún con el guante en la espalda y a la espera:

manolo

Anónimo dijo...

manolo : no es mi intención entablar con usted ninguna clase de riña o de batalla . no me mueven el amor ni los celos ni el afán de posesión hacia esa pobre niña, eloisa , desvalida huérfana a quien desde hace unos años tomé a mi cuidado. es más bien esa relación casi paternal la que me mueve a preocuparme por ella y a hacer todo tipo de averiguaciones y pesquisas ( a veces no del todo conformes a mi condición nobiliaria, lo reconozco) cuando algún maromo o manolo se le acerca con intenciones no muy claras . al principio me alarmó ( nos alarmó a la doctora y a mí) esa profesión suya : plantar casas . comprenda que para un noble como yo no puede haber profesión más horrible en el mundo . tapar con ladrillos y cemento las llanuras y lomas que fueron nuestras ,arrasar la memoria de lugares que han sido campos de batalla o de amor para algún antepasado ilustre cuyo fantasma aún cabalga en la noche . pero creo , al leer sus escritos que no es más que una treta , equivocada por cierto, para atraer el interés de eloisa, niña sensible y tierna para quien una flor o una palabra susurrada a la oreja ( quise decir al oido ) valen más , mucho más , que todos sus rascacielos prometidos. Siempre suyo . E.I.M.

Anónimo dijo...

INFANTE DE ARAGÓN: eloise, esa niña, ya puede optar por sí misma. es una flor inmune al cemento y a los ladrillos que usted detesta, pero yo le ofresco tanto manhattan como los jardines colgantes de babilonia, incluso un nuevo faro de alejandría con wi-fi para que chatee. los tiempos cambian y las ciudades son arte. arte de vivir. ¿o prefiere used dormir en un baldío? ¿y todos esos hoteles en los que se solaza, a cuerpo de infante, sin importarle los terrenos donde fueron construidos? sembrar casas, señor infante, es dar techo, comodidad y buenas condicones de vida. incluso confort a infantes como usted que sólo siembran ocio e instituciones truchas para obtener dinero sin mover un dedo. ¿como podría cuidar a una flor tan delicada como eloise un ejemplar como vuesa merced?

sin ánimo de ofender,

manolo.

Thérèse Bovary dijo...

Eloise, le dejo estos versos de Vicente Huidobro que creo expresan perfectamente lo que su dulce ternura ha despertado en algunos varones, barones e infantes.

Quiero que usted sepa, Eloise, que estos versos son los más amados por la diosa del ciberespacio llamada Lila Magritte... ¿Tal vez usted la conozca? También llamada Trina o Triministra, alguna vez, en algún sueño de castillos en el aire.

Con todo mi afecto para usted y su belleza etérea.
Therese


Canto II

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro

¿Qué combate se libra en el espacio?

Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas.

¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?

En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños

Heme aquí perdido entre mares desiertos.
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche.
Heme aquí en una torre de frío
abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
del recuerdo de tus complacencias y de tu cabellera
luminosa y desatada como los ríos de montaña.

¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?

Te pregunto otra vez

El arco de tus cejas tendido para las armas de los ojos.
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo.
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento.
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
dormido en tu memoria
te habla por mí el arroyo descubierto.
La hierba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
sin más abrigo que una flor que se apaga
si hay un poco de viento...

Anónimo dijo...

(aulla sin consuelo )

eloiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiise

Anónimo dijo...

veo, doctora therese, que tiene sensibilidad poética, y el fragmento que le dedica a eloise la refracta como en un lago agitado, la refleja como un espejo temblando: y usted, doctora therese, también tiembla en el mismo reflejo de bellezas, aunque trate de fingir que es de piedra, con plebeyos como yo, por supuesto, pero que siembran el mundo con techumbres y albergues.

Anónimo dijo...

Dígame una cosa, Manolo, sé que usted está interesado en Eloísa, de manera que no veo por qué ahora me dirige sus comentarios a mí, que tengo una agenda amorosa muy ocupada, especialmente con EIM, el Infante de Mondragón a quien usted ha retado a duelo, además.

Le ruego mayor cautela, mire que no soy una mujer fácil de embaucar.

Atentamente
Doctora Therese

PD:¿Estaría usted dispuesto a pasar la prueba del test de Rorchard?

Anónimo dijo...

therese (creo que el título de dra. conmigo tendrá que ganárselo): creo que va un poco aprisa, por unas observaciones de un enamorado de la belleza, lo que no me hace un don juan o un cazafortunas como ese infante que no he retado a duelo aún, pero que tampoco me inquieta, ya que la decadencia, aunque sea de abolengo, pronto agota. y sepa, therese, que mis viajes a Oriente han abierto mi espíritu a una visión más vasta de las cosas. si veo, por ejemplo, un bello poema, un esplendente mar, una historia de amor a 12.000 metros sobre el mismo mar, no respondo con lo mismo, sino con un castillo en los pirineos o una cabaña perdida en un bosque, en canadá.

respecto al test, si usted quiere aventurarse ya no por los "vericuetos" de mi mente, sino más bien por el laberinto que llevo dentro de mi cráneo, es cosa suya, pero yo no respondo cómo salga, cómo vea las cosas nuevamente, si se le invierte la noche en día, el sol en luna, y un cuervo la atisbe desde el cajón de su ropa interior. y le recomiendo que imite a ariadna para no perderse en un centro donde tal vez la aguarde el minotauro o el equivalente de sus deseos más ocultos.

respetuosamente,

manolo

Anónimo dijo...

Manolo, como dijo un atroz tirano que tuvimos en este país, yo lo repito para usted: EVITEMOS EL DIÁLOGO.

Desde ahora en adelante, puede ir construyéndose sus casitas en la pradera y sembrando edificios por aquí y por allá, lo que a mí, no puede importarme menos.

Así es que de ahora en adelante, yo resuelvo azotarlo con el látigo de mi indiferencia.

Y hasta aquí no más llegamos usted y yo, mire que tengo muchas cosas importantes en que pensar y que hacer.

Y sepa usted que yo me peino con Ariadna, el minotauro y su laberinto

Hasta nunca, señor Manolo, ja, Manolo. A otro Manolo con ese hueso.

Anónimo dijo...

Mi querido EIM, ¿le habrá llegado el giro postal que hice en euros a su Fundación Infantes, para que se preocupe como debe ser de ese joven Tatzio y de su familia?

Usted ya sabe, cuente conmigo para lo que necesite, y no sienta ninguna incomodidad en pedirme todo el dinero que necesite. Es más, estuve pensando en darle a usted una tarjeta platinum para gastos varios. Así, usted tendrá la posibilidad de usarla cuando lo estime pertinente. ¿Le parece Infante de Mondragón?

La tarjeta será, por cierto, de cupo ilimitado y vigente de por vida suya, por supuesto.

PD. ¿Cuándo iremos acenar de nuevo?

Suya for ever
La dortora Therese

Thérèse Bovary dijo...

Eloiiiiiiiiiiiiiisaaaaaaaa!!!!

Vuelva luego por favor

Su hermana que la necesita cerca, siempre.

Anónimo dijo...

Ay, me equivoqué, era la dortora la que habló antes.

Eloíiiiiiiiiiisa!!!

Ya son muy largas sus vacaciones

Vuelva por favor.

Anónimo dijo...

la verdad, therese, es que la única tiranía que puedo permitir es la del amor. y aún así, con ciertos límites. por lo tanto puedo hacer uso de mi libertad de expresión, aquí en su consulta o en el laberinto de creta. ¿ve lo que sucede con tantas identidades, sobre todo en una supuesta dra. de la mente, cuyos antecedentes no figuran en harvard ni en ninguna universidad conocida?

y... therese, ¿se da cuenta que su agresividad está diciendo muchas cosas, está pidiendo a gritos... ¿amor?. hoy es el día de san valentín, día de matanzas y de amor. y por lo que sé ud. lleva en sus genes ambas pasiones. y no se peine con el cabello de ariadna, therese, que podría quedar como la cantante... calva.

con admiración,

manolo agüero sancho
inmoviliarias isis y osiris
teatinos 666

Anónimo dijo...

disculpe, therese, a mi nueva secretaria, eduviges núñez huaiquimán: es una señora del sur, que estaba pidiendo atención a gritos en su consulta y usted, para decirlo con sus palabras, la azotó con el látigo de la indiferencia. así que la contraté para mi inmobiliaria, y la pobre, como es del sure, suele cometer errores sobre todo en mis tarjetas de presentación, pero la 'caritas' verdadera, en su sentido medieval, obliga.

manolo agüero sancho
inmobiliarias isis y osiris
teatinos 606

Anónimo dijo...

No haré declaraciones...

Anónimo dijo...

YA VOLVERE

NO PUEDO DECIR NADA MAS
MIS CAPTORES ME TIENEN CON LAS MANOS ATADAS

PERO NO9 DUDEN
SOY eLOÍSE

Anónimo dijo...

eloise: ¿qué trama ese infante y esa doctora, ambos a mi parecer apócrifos, contra nuesta posible cercanía. no lo sé. pero en este día dedicado al Amor , le digo, "si el amor no da vida mata", como parafraseó un poeta a huidobro. ¿sobreviviremos a este combate ciberspacial?

besa sus blancas manos y su rojo cporazón,

manolo

Anónimo dijo...

ESTOY EMOCIONADA CON SU AMOR MANOLO

Lila Magritte dijo...

VI PASAR A ELOÍSE EN EL CALEUCHE!!!!

Anónimo dijo...

pero, díganme que le pasa a esa niña eloiiiiise.

Anónimo dijo...

estimada doctora therese : por fortuna su giro postal llegó a tiempo . gracias a su generosidad esa pobre familia pudo al fin deshacerse de sus anticuados trajes de baño. si viera qué guapo y qué feliz está Tatzio con su nuevo bañador de licra ajustado . ahora ya puede darse baños largos y jugar en la arena sin miedo a las molestas escoceduras de antes . y todo gracias a usted, a su mano benefactora y espléndida . yo aproveche para comprar algunas cosas y renovar un poco mi vestuario ( las polainas verdes y el jubón ojeteado parecen no llevarse esta temporada y me gustaría estar un poco más a la moda para usted ) . pronto dejaré venecia y volveré a visitarla.


p.d oí algo sobre su secretaria eloise , mi protegida . me dijeron que la vieron algo alterada la otra tarde . son cosas de la edad , ya me comprende . no sea demasiado severa con la chica . se le terminará pasando.

siempre suyo . E.I.M

Anónimo dijo...

eloise: ¿escucho su voz clamar por mí? ¿es una broma o un sueño? ¿qué he hecho yo para merecer a una chica como usted, venida desde las profundidades azules de aquella flor del extraño viajero o de la locura sagrada de Nadja? ¿es... qué es lo qué de mí le atrae que yo en mí no veo?, sino un hombre que siembra casas en el desierto y que sólo añoraría ser poeta, para dedicarle bellos versos, a una niña egipcia, de frente ceñida de oro como usted...

pero como no se me dan los versos, le regalo estos, que no son míos, sino del maestro Ricardo Reis, y sólo debe leer Eloise donde dice Lidia, y verá que en el poema está burilado nuestro destinos, como signos zodiacales por las noches.

suyo, desde el Gobi,

manolo
Lidia, ignoramos. Somos extranjeros
donde quiera que estemos.

Lidia, ignoramos. Somos extranjeros
donde quiera que vivamos. Todo es ajeno
y no habla nuestra lengua.
Construyamos con nosotros mismos el retiro
donde escondernos, tímidos ante el insulto
del tumulto del mundo.
¿Qué quiere el amor más que no ser de los demás?
Como un secreto pronunciado entre misterios,
sea sagrado por nuestro.

Anónimo dijo...

Gracias Manolo, es usted encantador, he leído siguiendo sus instrucciones y sé que ese poema ha sido escrito para mí o para alguien como yo. Por usted o alguien como usted.
Y nada más tiene importancia.
Manolo el sembrador es el poeta del desierto, el que desafía al sol y alza sus torres poderosas con cariátides que soportarán el paso del tiempo y de los hombres del futuro, que asombrados se arrodillarán para celebrar tanta maravilla.

Eloíse.

Lila Magritte dijo...

También preguntamos, ¿qué quiere el amor, qué quieren los hombres?

Anónimo dijo...

oigan . ¿es qué ya nadie atiende aquí?

Anónimo dijo...

mei, y ahora le copian a una como si hablare en costumbrista del sure, juera cosa de tirar y abrazarse... no igo yo... estos nónimos eben ser puros jutres ociosos...

Anónimo dijo...

oigame señora un respeto que yo no coipo a naide que yo soy doña Eduvidges no doña Eduviges

Anónimo dijo...

Bien, me parece. Dígame doña Eduvidges ¿cuál es su consulta?

Mañana se abrirá nuevamente la clínica, pero hoy atenderé a algunos pacientes que requieran urgencia.


Por fin llegará mi querida Eloise, sin ella es muy difícil trabajar.


¿Hay alguien que requiera urgencia hoy? ¿Quién sigue entonces?

La Doctora

Anónimo dijo...

Me parece muy raro que nadie venga a consultar. Habiendo tantos enfermos de amor.

Rara, rara, rara cosa. En fin, esperaré un rato. Después me iré a misa a pedir por tantas almas dolorosas y corazones descuartizados por Cupido, ese muchachito que tanto tiene de Tatzio.

Hay, eso sí, algo que me estraña muchísimo: ¿Por qué no ha venido nadie del Castillo del rey Lear? Por lo que alcancé a captar había varios desesperados de amor maldito y no correspondido. ¿Será algo tan terrible que no se atreven a consultarme?

Veremos... porque yo conocí a un simpático Bufón enamorado, una bella Granjera solitaria, un tal zapatero del reyno llamado Alvaro Becerra Cencerro, quien por culpa de una Trina quedó con camisa de fuerza luego de asesinar a su mujer que lo celaba. Esa Triministra que escondía hombres debajo de la cama.

¡Ah! y recuerdo a un poeta, el Caballero de la Rosa y del Dulce Rocío, que tras un baile con la doncella Therese desapareció para siempre... ¿se habrá ido a los campos a llorar de amor como los pastores Salicio y Nemoroso juntamente?

Había también unas novicias obedientes que ardían de pasión por el rey Lear.

Y había un Heraldo de voz celestial: ¿no tendrá alguna penita que consultar?

La Cocinera Republicana como es feminista, me parece que resuelve sola sus problemas amorosos y eróticos.. puede que me equivoque eso sí, y algún dolorcillo tenga guardado.

Y para qué sigo nombrando, la misma doncella Therese, tan casquivana esa muchacha, pero tal vez el rey la tenga feliz a su lado amarrada a la cama con esas sogas de satín beige que tanto le gustan.

Bueno, pacientes sobran, pero creo que no atreven a consultar.

Si quieren pueden ir a consultar en Anuario y las tarjetas de Rorchard lo dirán todo.

LOS ESPERO MIS QUERIDOS PACIENTES

Anónimo dijo...

Sí, Manolo, cuando el amor es verdadero sobrevive a todo obstáculo... y es capaz de danzar sobre redes y cuerdas cibernéticas sin caer jamás al vacío de la realidad.

Sobrevivamos, Manolo.

Anónimo dijo...

Pronto llegaremos todos los enfermos del corazón, doctora, sea paciente alguna vez!!!

Anónimo dijo...

Eloisssse , eloisssse . Yo no soy la del lumbago . ¿Podría venir a quitarme la faja que me puso la doctora? No puede casi respirar y mire como tengo los pies , hinchados como botas . Por culpa de ella esta semana se me han escapado tres o cuatro príncipes.

Anónimo dijo...

Cenicienta!! aquí estoy de vuelta preparando la consulta. Traje unos maceteros preciosos con Aloe-vera y unos frutos de cactus deliciosos, y florecillas silvestres para alegrar con más verde este espacio lleno de esas manchas feas atrapalocos que se están empezando a estampar en las paredes. Voy a pasar un desmanchador y luego pondré unas calcomanías de mariposas y... también podría poner corazones con flechas mmmmmmmmm, que me gustaba hacer corazones en los cuadernos y poner L y A.... A y L (A de Ángel)

Todo se echó a perder cuando empecé a poner E. Ahí sí que me equivoqué. (E de equívoco trascendental).

¡¡Y que haya sido la misma doctora que lo pilló en la fatal mentira!!!

Por eso me gusta que ella no tenga pelos en la lengua. Se puede estar viniendo el mundo abajo y ella igual dice ¡¡no se afirmen en los paralelos porque son de mentira!!

Si hay que caerse o romperse una ceja contra un poste, hay que hacerlo no más, alguien decía que la letra con sangre entra... y así es no más.

Anónimo dijo...

¿Qué habrá ocurrido con Manolo?
Se veía con bastante entusiasmo.

Thérèse Bovary dijo...

Así son los hombres, mi querida Trina. Me extraña araña...

Anónimo dijo...

Edna O'Brien, escritora irlandesa, en conversación con Philip Roth, le comenta que en el fondo las mujeres siguen siendo iguales y que uno de los grandes temores del género es "el eterno temor de que las van a dejar".

Thérèse Bovary dijo...

Menos mal que no llegó el loquito a completar los 100.

Salud por eso!

Anónimo dijo...

jajajajajajaja
no te vayan a dejar no más.

Anónimo dijo...

Pero el problema es otro. El dolor por la viudez prolongada que muchas padecemos. La tristeza de que se nos mueran primero.

A.-* dijo...

Leí este cuento en la revista 'ya', del mercurio. martes 12 de febrero 2002... Me gustó muchísimo.