El príncipe se volvía mendigo
pero un Rey con cetro y su corona me esperaba.
Le pedí dos horas de su vida
y me regaló la punta de una estrella
y la noche de luces en un puerto.
Hombre poderoso.
Que lo adoraba, le dije
y dejé que me besara
con ternura con pasión
y me llevara por el mundo
en su carruaje.
Amé sus manos grandes
y besé cada uno de sus dedos.
Sin embargo
no quiero decir por hembra
las cosas que él iba diciendo
cuando me llevaba al río.
2 comentarios:
amor y libertad, pues, como debe ser
un beso
Siempre debemos volver al AMOR...
En eso consiste la vida
Tere
Publicar un comentario