Para ti como siempre, amado mío, mi Rey.
Y bien, amor, tesoro mío,
aquí estamos como siempre
cada atardecer de nuestros días santos.
De entre todas las bellas
las que te acosan y asedian,
las que quisieran estar en mi lugarme envidian porque tú me eliges.
Soy la favorita del harem.
Entonces preparo las sedas,
los perfumes de los mercados fenicios
las joyas,los perfumes de los mercados fenicios
ninguna joya como tú, por cierto,
eso sí lo sabes bien, ¿verdad?Y si no te lo he dicho, te lo digo ahora, mi amor.
Bailaré para ti la danza de los siete y los millones de velos
hasta quedar desnuda viva y palpitantepara que me arranques
con los dientes
la carne vivacon los dientes
que es el último velo que
aún te queda por quitarme.
(Lejos, allá lejos, en la caracola de mi oreja,
te escucho gemir
y susurrar con tu voz de mares encrespados:
bien, bien, rica, así...
y tantas otras cosas que un extraño
e inusitado pudor me impide por ahora)
5 comentarios:
oh! yo quisiera ser la favorita de ese emperador
Quién me da su mail
Guau!!!
Pero qué doncellas... ¿Habrá sido difícil para el emperador en el momento de elegir?
Tere
Estás más caliente que Lemebel
La verdad es que la pasión es maravillosa y no es patrimonio de Lemebel ni de nadie en exclusiva; es parte de nuestra maravillosa condición humana.
Eso sí, lamento informarte que esto corresponde a una serie de poemas eróticos donde me inventé a un Rey amante y medio machista para poder escribir por primera vez un libro de poemas eróticos.
Todo siempre es pura literatura.
Ah, y la palabra ardiente es más hermosa y menos vulgar que la tú has usado
Mis cariños
Tere
Publicar un comentario