Ahora es domingo y llueve. Hace mucho frío y está atardeciendo. Entonces recuerdo el calor, el verano de febrero en La Serena y la casa Peligro donde nos cobijamos Tomás, Yasmín y yo durante algunos días en que la vida se transformó: los días eran para dormir y la noche para vivir. Aunque yo me levantaba temprano y me iba caminando a la playa donde permanecía en el agua deliciosa que me llenaba de energía y me unía al Todo en la marea pacífica.
Esta fotografía la tomó Yasmín junto a Tomás en Peñuelas, mientras yo perdía todo mi dinero en el casino. El resto lo guardo en mi recuerdo como uno de mis mayores tesoros.
Fuimos felices, muy felices...
Esta fotografía la tomó Yasmín junto a Tomás en Peñuelas, mientras yo perdía todo mi dinero en el casino. El resto lo guardo en mi recuerdo como uno de mis mayores tesoros.
Fuimos felices, muy felices...
5 comentarios:
Hay instantes de felicidad que conviene guardarlos y saborearlos para que el frió no nos congele el corazón.
Besos, querida, desde la nostalgia de un verano en esas tierras.
la foto es impresionante
la felicidad siempre está aquí, en el afecto mutuo
amor
me ha encantado tu blog. felicidades
ahhh
te invito a la inauguración de mi segundo blog y te invito a que me ayudes a llenarlo
www.lasotrasnoticias-heroesanonimos.blogspot.com
gracias
por otro mundo posible
En verano anhelaba estos dias frios, con lluvia, cuando tomar una taza de té caliente es muy agradable, sobre todo por las mañanas.
Y cuando vuelve a ser verano, vuelvo a anhelar estos dias...
¡Prensa Libre!
Aquellos mejores domingos, en que nos vestíamos con seda salvaje sin tiempo ni episodio.
Y luego el tiempo, y las gentes, y las lágrimas que siempre vienen, y los cristales empañados por esa despedida que nunca se dijo. Entonces todo aquello convierten a aquellos domingos en más sublimes.
Hermoso Therese, se te agradece el cobijo.
Saludos
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