Este es un rincón donde hay luz de luna y relojes de sol,cartas lacradas con rouge y guantes de encaje con huellas dactilares. Cartas cerradas y cartas abiertas, silencios y monólogos. Un lugar donde las palabras se extienden en su continua marcha blanca como la vida. Con lágrimas y sombras...
viernes, enero 13, 2006
EGO SUM QUI SUM
(Sí, por supuesto, es Magritte, el misterioso de siempre).
EGO SUM QUI SUM
Una parienta desaliñada vieja
agitó el desierto en los relojes
Nací
Se puso el sol en mi camino
y marcó mi tiempo con gruesas señales
la estrella
los dolores
Manos moras me ahuecaron las ojeras
alguien lanzó puñados de violetas sobre mi cara
y un olor a chirimoyas
Cuánta sangre enredada en mis venas
gajos de tiempo trepando
y un ramo de esperanzas blancas
Al fondo el corazón
como una tierra libre y palpitante
donde crecen copihues
Semillas de azafrán pigmentaron mi piel
y me llenaron los ojos de lunas y aceitunas
mi latina cintura pelo cuello cabello
el dolor mordió hasta sangrar
Mis caderas persiguiendo un danzón
Si hay muerte no hay victoria
En la sombra más antigua más antigua
las abuelas sicilianas
pulían su venganza para mí
este catalejo por donde sigo mirando
La Venus del espejo de Velásquez
BOLSAS Y BASURAS
Desde hace años, vago por los sueños cada noche interminable, arrastrando bolsas negras de basura llenas con mis objetos queridos. Son enormes los sacos. El peso me impide casi todo movimiento. En el esfuerzo de tirarlas por senderos y quebradas de oniria, amanezco agotada.
Noches más tarde, las bolsas empiezan a romperse. Como un reguero me sigue el contenido que me desvivo protegiendo. Son migas de pan para encontrar el camino de regreso a la vigilia. Que nada se pierda. Que nadie se pierda.
Intento recoger cada recuerdo, cada gesto tatuado en la memoria. La antología con los besos que nunca me dieron, las cartas de los amigos muertos, el sonido del mar que guardé en la caracola de mi infancia, un ramo de amores disecados, mis dados marcados, el olor de un bosque húmedo y sombrío, el tenue sol de invierno, mi corona de días benditos, el cofre de secretos que se llevó a su tumba la abuela y el enigma de la vida y la muerte.
Sin embargo, la bolsa se abre en otro lado y cuando logro cerrarla, vuelve a abrirse en otra parte.
Y así continuo perdiendo mis tesoros, mientras intento avanzar.
Pero eso fue hace muchos años. Otras vidas. Otros sueños. Ahora arrastro maletas con ruedas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)